GOMEZNARRO: FIESTA DE SAN ISIDRO...

FIESTA DE SAN ISIDRO

Siendo todavía un niño,
recuerdo que en Gómez-Narro
la fiesta de San Isidro
era un desmadre en el gasto.

Había pocos cofrades,
casi todos potentados
pues el labrador humilde
no podía soportarlo.

El que servía la vara,
daba un convite de espanto
y si era el que la cogía,
un banquete exagerado.

Entonces la cofradía,
pensando y reflexionando
el mal camino emprendido,
acordó modificarlo,

suprimiendo aquel exceso,
por un gasto recortado,
dando dos rondas de pastas
y de un vino acompañado.

Así se hizo en mi pueblo
este cambio moderado
y todos los que quisieron
fueron Cofrades del Santo.

Así el labrador sencillo
agradeció lo acordado
y el número de Cofrades
aumentó el doble en un año.

Y sin perder la costumbre
ésta siguió acrecentando
y también mozos solteros
pudimos ser integrados.

Y honrar a nuestro Patrón
al que siempre veneramos
y le llevamos en andas
a bendecir nuestros campos.

Si San Isidro fue humilde
bien podemos imitarlo
en todo lo que hizo bien
aunque no hagamos milagros.

Él sabemos que los hizo
arando en el mismo campo
con gavilanes y aijada
y buena fuerza en su brazo.

Picando sobre una peña
brotó agua en el secano
para apaciguar la sed
que padecía su amo.

Otro milagro muy lindo
de mucha bondad y humano
es que de casa al molino
a las aves echa grano.

Y el molinero le dice:
-“Está el saco demediado”
Y San Isidro responde:
-“Muela lo que haya quedado”

Quedaron se sorprendidos
cuando vieron lleno el saco.
Éste fue el gran labrador
que hizo muchos más milagros.

Y con todo el corazón
hoy le pido a nuestro Santo
que bendiga nuestro pueblo,
que bendiga nuestros campos,

que bendiga a nuestras gentes
que el campo están trabajando
y una especial bendición
a nuestros antepasados.

Ellos nos dieron la vida
y también nos enseñaron
que aquí la agricultura es
un sacrificio de humanos.

Esa ilusión fue la mía
mientras trabajé en el campo
y aunque han pasado los años
también sigo recordando.

Un término tan bonito
como es el de Gómez-Narro
en él recé a San Isidro
y en Madrid le he venerado.
V. Sobrino