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LA SECA: LOS NOVILLOS LASECANOS Y SUS ENCIERROS A CAMPO TRAVÉS...

LOS NOVILLOS LASECANOS Y SUS ENCIERROS A CAMPO TRAVÉS

Por los años 1950, los novillos en La Seca, se movían entre sus encierros, que se efectuaban con caballos y personas andando alrededor de los toros, y que algunas veces se negaban a entrar en el corral del llamado Hospital, y otros años en la casa de los carreteros de Rueda en la calle Real, que siempre fueron por la mañana. a campo a través, desde los prados de Mal Pasillo, hasta los citados corrales, aquel Hospital, hoy en día desaparecido y en su terreno, fueron construidos los recintos escolares, que en aquellos años se encontraban en el edificio del Ayuntamiento. Sobre las doce de la mañana se hacia el encierro por las calles lasecanas, entre una multitud como siempre muy grande, ya que dichas fiestas se celebraban el ultimo domingo de agosto, cuando la mayoría de los agricultores, habían cogido su cosecha de cereales, y hacia La Seca se acercaban de los pueblos limítrofes, para ver tan bonito y peligroso espectáculo. Desde niño dentro de la ventana de la casa de mis Padres, en la calle del Pozo Bueno, fui testigo de ese espectáculo único, viendo bajar a los toros, que me parecían demasiado grandes para ser novillos. Una vez en la Plaza, después del encierro por las calles, se toreaba un toro que sembraba pasiones entre los aficionados al ruedo. Por las tardes de novillos se toreaban seis toros, entre los aficionados de la tierra. Que en aquellos tiempos abundaban, personas como fueron los barberos de La Seca, llamados los de la Posada, con un sobresaliente, Luis Unzueta, que en Tordesillas le coloco algunas veces banderillas al Toro de La Vega, que siendo yo niño lo pude ver. La Seca le dio su sitio al “Chato de Medina” que cortaba bien los toros, entre los mozos lasecanos que durante muchos años espero al toro al salir del toril, estuvo Julián Cantalapiedra, “Picudo”. y también algún mozo de otras localidades, que tuvieron que llamarles la atención, por ser portadores de bastones, con los que agredían al ganado taurino, y que daban muy mala impresión. Los tablados siempre fueron de construcción de madera, y la parte del ruedo eran como empalizados en vertical, para poder salir y entrar la mayoría de las personas que ocupaban la plaza, y que al salir el toro, se refugiaban debajo de el tablado. La Seca siempre tuvo su afición plena en los toros, ya que hubo unos años sobre los sesenta que no hubo novillos, y una vaquilla escapada de otro lugar, fue introducida en la Pista del Baile, y aquella noche se formo la fiesta entre todos los vecinos que acudieron sin a ver sido avisados, En tiempos del alcalde Victoriano Cantalapiedra, años después de la Guerra civil, se construyeron las fuentes en las calles de La Seca, y el pueblo pensando, que no habría aquel año novillos, se invento una canción que decía así, (Que no queremos fuentes, que no queremos fuentes, que queremos novillos, que es lo que nos divierte). Así se vivía aquellos años donde la comida no sobraba, y el plus, que era como un pequeño salario, que daba el Ayuntamiento, a todos los parados, para poder salir adelante de aquella terrible miseria, de los años fatídicos que fueron la posguerra, y que las gentes de la villa lasecana, soñaban con sus fiestas tradicionales. Hoy en día son otras las necesidades, aunque puede existir el paro, en algunas poblaciones, no se ven aquellas colas de mendigos por las calles, que yo conocí en mi infancia, ni tampoco podremos ver a “Luisito el de Pozaldez “ saltando con sus brincos y sus alforjas, rodeado de cantidad de niños, que nos divertían sus piruetas. Eso era La Seca en novillos, y eso es el recuerdo que guardamos, todas las personas mayores o jubiladas, pero con ganas de seguir viviendo la vida hasta que la Madre Naturaleza nos siga dando esa oportunidad.
DESEO FELICES FIESTAS A TODOS MIS PAISANOS Y VISITANTES. La Seca agosto de 2015.
G X Cantalapiedra,