ERAN TIEMPOS DE TRISTEZAS CON NOSTALGIAS
Aquellos años de tristezas con nostalgias,
fueron años de emigrantes y distancias,
Los carnavales que fueron reprimidos,
hubo mujeres que no se acobardaban.
En La Seca se vieron prohibidos,
con silencios que nunca se guardaban.
Eran años de miedos muy crecidos,
eran tiempos de lucha y esperanza,
fueron leyes con muchos sin sentidos
que jamás esperaban la alabanza.
Carnavales que enterraron su sardina
en las afueras de esa villa tan amada,
con mujeres que pusieron por encima
tradiciones que llevaban en el alma.
Prohibidas las palabras de humanismo,
sobre el suelo de esa villa Castellana,
donde solo se oía a el caciquismo
el hablarnos de esa fiesta tan profana.
Los caciques de La Seca se notaban,
entre brisas de las leyes inhumanas,
y el emigrante en sus sueños le flotaban
el vivir esperanzas más humanas.
Carnavales pasando de las leyes
que a veces confundían con Santa Águeda,
fueron días pensados desde Reyes
que en febrero celebraban su jornada.
En La Seca se vivían tradiciones
con mujeres que muchas se marchaban,
conociendo de sobra sus razones
a otras tierras de España se inmigraban.
No se pueden borrar las tradiciones,
ni buscar en las gentes las distancias,
no se pone a la vida condiciones
cuando existes palabras de ignorancias.
Corazones que buscan un camino
donde queden atrás las circunstancias,
con mí villa buscando su buen signo
sin el miedo de temer las arrogancias.
Estos días de fiestas populares
que hacen ecos de luz y de nostalgia,
son recuerdos que viven los lugares
sin pensar que el ayer tuvo su magia.
EN MEMORIA A TODAS AQUELLLAS MUJERES
DE LA SECA, QUE NO LAS ASUSTARON CON SUS TRABAS.
G X Cantalapiedra. 10 – 2 - 2018.
Aquellos años de tristezas con nostalgias,
fueron años de emigrantes y distancias,
Los carnavales que fueron reprimidos,
hubo mujeres que no se acobardaban.
En La Seca se vieron prohibidos,
con silencios que nunca se guardaban.
Eran años de miedos muy crecidos,
eran tiempos de lucha y esperanza,
fueron leyes con muchos sin sentidos
que jamás esperaban la alabanza.
Carnavales que enterraron su sardina
en las afueras de esa villa tan amada,
con mujeres que pusieron por encima
tradiciones que llevaban en el alma.
Prohibidas las palabras de humanismo,
sobre el suelo de esa villa Castellana,
donde solo se oía a el caciquismo
el hablarnos de esa fiesta tan profana.
Los caciques de La Seca se notaban,
entre brisas de las leyes inhumanas,
y el emigrante en sus sueños le flotaban
el vivir esperanzas más humanas.
Carnavales pasando de las leyes
que a veces confundían con Santa Águeda,
fueron días pensados desde Reyes
que en febrero celebraban su jornada.
En La Seca se vivían tradiciones
con mujeres que muchas se marchaban,
conociendo de sobra sus razones
a otras tierras de España se inmigraban.
No se pueden borrar las tradiciones,
ni buscar en las gentes las distancias,
no se pone a la vida condiciones
cuando existes palabras de ignorancias.
Corazones que buscan un camino
donde queden atrás las circunstancias,
con mí villa buscando su buen signo
sin el miedo de temer las arrogancias.
Estos días de fiestas populares
que hacen ecos de luz y de nostalgia,
son recuerdos que viven los lugares
sin pensar que el ayer tuvo su magia.
EN MEMORIA A TODAS AQUELLLAS MUJERES
DE LA SECA, QUE NO LAS ASUSTARON CON SUS TRABAS.
G X Cantalapiedra. 10 – 2 - 2018.