CUANDO SE ACABEN LOS BURROS
Hace muchos años, quizá más de sesenta y cinco, un campesino me comentó, El día que no existan burros, muchas personas no podrán ir a trabajar al campo, y las fincas lejanas de la villa, pudieran volverse eriales, eran palabras llenas de intenciones, Todos veíamos llegar los tractores, que ya un maestro de mi infancia lo venía diciendo, y cada momento se veía el campo modernizar con la maquinaria que se usaba en los cereales, incluso en las bodegas y sus lagares, Eran años de ver cada día nueva maquinaria, de ver los créditos agrícolas creciendo, y muchas familias arruinadas, al no poder pagar ese dinero prestado, Todo era un cumulo de sorpresas, más hubo personas que cuando se marchaban de la villa buscando una nueva vida, vendieron sus burros, sin pensarlo demasiado, cada vez eran menos los animales que salían a trabajar a los viñedos, La Seca tenía entonces, 400, mulas o acémilas, hoy, 0, de 200, burros hoy, 0. El tiempo mecanizado se los llevó de calle, y con ellos a los albarderos, esquiladores, y talleres de construcción de arreos para animales de la agricultura. Los veterinarios sobraban entonces, los carreteros cerraron talleres de fabricar carros, Las fraguas fueron desapareciendo, y con ellas muchas herramientas manuales del campo, Las mantas para cubrir a mulas y burros, los arados de vertedera y romanos pasaron al olvido, la fabricación de yugos y otras maneras de vivir como en Cantalejo, Segovia, fabricando trillos, y cribas para los cereales. Los burros que en mi infancia eran el transporte a cualquier lugar han desaparecido, aquellas madrugadas del rebuznar en diferentes corrales y cuadras, se marcharon sin decir donde, Hoy pueden existir burros, pero en mercados medievales, o en reservas preparadas de antemano, Aquellos burros algunos inteligentes, para saber recordar los destinos en diferentes términos. Y otros demostrando ser menos burros que algunos seres humanos, La vida sigue adelante, sin poder detenerla, aunque algunas cosas añoraremos los tiempos pasados, donde jugar y divertirte tu y el burro no es posible, a veces tanto modernismo nos tiene demasiado atados. G X Cantalapiedra.
Hace muchos años, quizá más de sesenta y cinco, un campesino me comentó, El día que no existan burros, muchas personas no podrán ir a trabajar al campo, y las fincas lejanas de la villa, pudieran volverse eriales, eran palabras llenas de intenciones, Todos veíamos llegar los tractores, que ya un maestro de mi infancia lo venía diciendo, y cada momento se veía el campo modernizar con la maquinaria que se usaba en los cereales, incluso en las bodegas y sus lagares, Eran años de ver cada día nueva maquinaria, de ver los créditos agrícolas creciendo, y muchas familias arruinadas, al no poder pagar ese dinero prestado, Todo era un cumulo de sorpresas, más hubo personas que cuando se marchaban de la villa buscando una nueva vida, vendieron sus burros, sin pensarlo demasiado, cada vez eran menos los animales que salían a trabajar a los viñedos, La Seca tenía entonces, 400, mulas o acémilas, hoy, 0, de 200, burros hoy, 0. El tiempo mecanizado se los llevó de calle, y con ellos a los albarderos, esquiladores, y talleres de construcción de arreos para animales de la agricultura. Los veterinarios sobraban entonces, los carreteros cerraron talleres de fabricar carros, Las fraguas fueron desapareciendo, y con ellas muchas herramientas manuales del campo, Las mantas para cubrir a mulas y burros, los arados de vertedera y romanos pasaron al olvido, la fabricación de yugos y otras maneras de vivir como en Cantalejo, Segovia, fabricando trillos, y cribas para los cereales. Los burros que en mi infancia eran el transporte a cualquier lugar han desaparecido, aquellas madrugadas del rebuznar en diferentes corrales y cuadras, se marcharon sin decir donde, Hoy pueden existir burros, pero en mercados medievales, o en reservas preparadas de antemano, Aquellos burros algunos inteligentes, para saber recordar los destinos en diferentes términos. Y otros demostrando ser menos burros que algunos seres humanos, La vida sigue adelante, sin poder detenerla, aunque algunas cosas añoraremos los tiempos pasados, donde jugar y divertirte tu y el burro no es posible, a veces tanto modernismo nos tiene demasiado atados. G X Cantalapiedra.