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LA SECA: ERA EL AMIGO DE SU ABUELO...

ERA EL AMIGO DE SU ABUELO
Aquel joven tenía tan solo 18, años, todos los días al caer la tarde del verano del año 1963, se presentaba en la huerta donde el joven trabajaba, un señor con noventa años, padre de veinticinco hijos, aunque solo vivían seis hijos, el hombre vivía con una hija, y de sus amigos no le quedaba nadie, viudo y sin muchos medios, su afición veraniega era al caer la tarde, andar aquel medio kilómetro que le separaba de la huerta, donde veía diariamente al joven nieto de su amigo, que parece que nunca le olvido, le decía al nieto de su amigo, le he dicho a mi hija que venía a verte, porque veo en tu figura, a tu abuelo que fue amigo íntimo mío, y al que por desgracia no le pude decir hasta nunca, Aquel hombre que la gente le llamaba el Señor Geromo, le explicaba al nieto de su amigo cosas que ni el nieto las conocía, Eran tiempos difíciles, quizá las personas mayores le habían perdido el miedo a contar la verdad aunque fuera dura, aquel hombre su abuelo que el nieto nunca conoció, ni pudo ver ninguna foto de su abuelo, ya que este hombre se marchó a trabajar a Francia el año 1918, acabada la segunda guerra mundial, El amigo de su abuelo una tarde le comentó, no te creas todo que te digan en tu casa, tu abuelo era un hombre de palabra, tenía mucha fuerza, era sacador de vino de las bodegas subterráneas, y solo vino a despedirse de sus hijos, al empezar la guerra incivil, y debió cometer el fallo, que fue que le cogió el alzamiento por tierras de Medina del Campo, y seguro que fue por ahí donde le debieron de quitar del medio, ya que era un hombre con 65, años, viviendo en Francia, nunca se supo su final, a Francia nunca llegó, y su nombre no figura en ningún registro, aquellos días las personas no tenían precio, comentaba el anciano, que tendría ahora 150. Años, El abuelo del joven se llamaba Pascual, y en su familia nadie indago su final quizá tormentoso, ya que a Francia nunca llegó según su hermana que allí vivía, Son historias verdaderas que a veces los nietos nos hubiera gustado saber la verdad, pero ni en tu propia casa te las contaban, unas veces por miedo a la represión, y otras por desconocer su identidad. G X Cantalapiedra.