EL HUERTO DEL “TIO PORRONA”
Era en el mes de junio por la tarde, de hace ahora 73, años, y me llevaron a comprar lechugas al Huerto del “Tío Porrona, aquella visita me hizo pensar, al ver como un burro vendado sus ojos daba vueltas alrededor de un pozo, que tenía una noria, donde salía agua de sus arcabuces, que iban unidos a un palo largo donde aquel burro tiraba con ganas, Nunca había visto de cerca aquel artilugio, pero su ambiente de lechugas zanahorias y demás cosas de aquel huerto me hicieron feliz aquella tarde de principios de verano. Digamos que aquel Huerto estaba entre La Cuesta de La Granja con su Cruz, y el llamado Rancho. Luego años más tarde pasó a ser propiedad del señor Méndez, el que tenía su bar, en La Calle del Parchel, Lugar donde vi bastante tiempo en un jarrón muy grande, guindillas picantes, con zanahorias y pimientos picantes, que este hombre había cultivado en su Huerto, y que animaban a beber más bebida, al estar la garganta con picores. alguna vez vi comer bacalao allí calentado a la estufa, con un vino verdejo de 15, grados, que colocaba a muchas personas, Eran años que las personas tenían sus costumbres, y La Seca llego a tener un 7, por ciento de alcohólicos, los mismos que tenía la Unión Soviética, o sea Rusia. Estábamos en el mismo paralelo, El Vino a granel era de buena calidad, y estos huertos dieron muchos alimentos. Recuerdo las huertas de la Alegre, de Don Fermín, de la Señorita Isidra. Del Molinero, del Padre de Los Esquiladores al lado del Cementerio. Hoy creo que no queda ninguno de aquellos huertos, que tantas verduras producían, No sé si será bueno o malo, pero los recuerdos fluyen sobre todo los de la infancia. G X Cantalapiedra.
Era en el mes de junio por la tarde, de hace ahora 73, años, y me llevaron a comprar lechugas al Huerto del “Tío Porrona, aquella visita me hizo pensar, al ver como un burro vendado sus ojos daba vueltas alrededor de un pozo, que tenía una noria, donde salía agua de sus arcabuces, que iban unidos a un palo largo donde aquel burro tiraba con ganas, Nunca había visto de cerca aquel artilugio, pero su ambiente de lechugas zanahorias y demás cosas de aquel huerto me hicieron feliz aquella tarde de principios de verano. Digamos que aquel Huerto estaba entre La Cuesta de La Granja con su Cruz, y el llamado Rancho. Luego años más tarde pasó a ser propiedad del señor Méndez, el que tenía su bar, en La Calle del Parchel, Lugar donde vi bastante tiempo en un jarrón muy grande, guindillas picantes, con zanahorias y pimientos picantes, que este hombre había cultivado en su Huerto, y que animaban a beber más bebida, al estar la garganta con picores. alguna vez vi comer bacalao allí calentado a la estufa, con un vino verdejo de 15, grados, que colocaba a muchas personas, Eran años que las personas tenían sus costumbres, y La Seca llego a tener un 7, por ciento de alcohólicos, los mismos que tenía la Unión Soviética, o sea Rusia. Estábamos en el mismo paralelo, El Vino a granel era de buena calidad, y estos huertos dieron muchos alimentos. Recuerdo las huertas de la Alegre, de Don Fermín, de la Señorita Isidra. Del Molinero, del Padre de Los Esquiladores al lado del Cementerio. Hoy creo que no queda ninguno de aquellos huertos, que tantas verduras producían, No sé si será bueno o malo, pero los recuerdos fluyen sobre todo los de la infancia. G X Cantalapiedra.