LA SECA: AGOSTO PREPARANDO MALETAS. ...

AGOSTO PREPARANDO MALETAS.
Eran años difíciles para la gente obrera de esa zona de Medina del Campo, Muchos obreros sobre todo los jovenes, una vez pasados los novillos que eran finales del mes de agosto, se preparaban las maletas, muchos de ellos para irse a Vascongadas o sea a Baracaldo, que era el lugar que la mayoría solía ir, estaban en esos días despidiéndose de sus amigos y conocidos, y otros ni siquiera se despidieron, Fueron años tristes, donde la juventud de esa Villa llamada La Seca, no le quedaba más remedio que salir a buscarse la vida digna, para poder seguir adelante, el famoso palo de Telefónica, en la esquina de la Plaza con la calle Real, esperando que algún labrador les contratara por días, la gente se veía muy disgustada, y la salida de aquel valle era lo normal, siempre algún familiar o amigo les influía para salir adelante sin miedo a lo desconocido, Hubo un cierto tiempo que el trabajo en las vías del ferrocarril, estuvieron muchos obreros allí ocupados, incluso en la carretera directa de Medina del Campo a Valladolid, estuvieron trabajando para ensancharla, luego el paro era terrible, nadie cobraba nada, y era el tiempo de los que fabricaban adobes, para subsistir, no me extraña que las personas salieran al campo por las noches para robar uvas, o incluso en invierno para recoger remolacha azucarera. Para matar el gusanillo del hambre. Las maletas de madera, que el señor Toribio él carpintero, les fabricó, fueron en aquellos trenes de vagones de tercera, esperando que alguien les recibiera en la estación de ferrocarril de Bilbao, donde la lluvia chirimiri les daba su recibimiento, era una vida distinta, de vivir en la Castilla sedienta, a estar bajo la lluvia placentera del norte de España, y cruzar esa Ría del Nervión en un gasolino, para ir a trabajar donde les hicieran falta mano de obra, Fueron épocas duras, donde los lasecanos se acoplaron a vivir en patrona, o pensión, o en pisos compartidos, hasta poder comprar su vivienda, No me extraña que algunos jamás volvieran a pisar ese valle, donde conocieron muchas penalidades, incluso el marcharse en los topes del tren o en un camión de los que venían a esa villa a llevarse sus cubas de vino verdejo. ESTA FUE LA REALIDAD DE AQUELLOS AÑOS PENOSOS. G X Cantalapiedra.