LA SECA: LAS ILUSIONES QUEDARON ROTAS...

LAS ILUSIONES QUEDARON ROTAS
Aquel hombre lasecano viviendo en Vascongadas, quiso volver a su tierra, Eran los años de 1960, la emigración fue forzosa, y este hombre soltero intento de nuevo salir con una joven mujer de su localidad, con la que parece ser que se escribía, más su error fue venir a su villa, ya que la joven mujer no tenía ninguna intención de marcharse de allí, y dejar a sus padres y hermanos solos, salieron a pasear por las orillas de ese villa, y fue terrible su experiencia, el hombre tenía creído que aquella mujer joven le acompañaría para toda su vida en esa región de Vascongadas, fatal error ya que enseguida le comentó, tendrás pensado volver aquí, ya que yo no quiero salir de este valle, aunque se encuentre en ruina, aunque se caigan las casas por el agua de las bodegas, El hombre aquel lasecano soltó toda su verborrea, que no la hicieron cambiar de idea a dicha joven mujer, el hombre estaba en casa de un pariente cercano, y aquella noche de octubre fue fatal, se le cruzaban las ideas sin ver posibilidad de convencer a dicha joven mujer, Él no se sentía fracasado y la joven era de ideas fijas, no podían llegar a nada, y encima se marchó a tomar un vermut a la Plaza de España, y desde allí vio como aquella mujer pasaba tan contenta camino de la iglesia, alguien le comentó con mala sombra, esa mujer no quiere a nadie, y está esperando a su príncipe azul para casarse, el hombre se quedó un poco desorientado, nunca había pensado en un viaje tan desastroso, no la pudo decir lo que en ella había pensado, en llevarla a Vascongadas y hacerla su esposa para toda la vida, solo veía su marcha como mejor remedio, no quería ser la comidilla de las críticas, que entonces se lanzaban contra las personas que volvían a su tierra, su pariente le comentó, esa joven mujer no sabe lo que quiere, creo que deberías marcharte y no volver hablar con ella más, seria un fracaso tu matrimonio, ella se vendría a quedar aquí para siempre y tu vendrías detrás de ella, si es que de verdad la quieres, El hombre aquel lasecano llamó a un Taxi de Rueda, para viajar hasta Medina del Campo, donde cogiendo un tren rápido que le llevo hasta Bilbao, en su camino en soledad pensaba, no volveré a pisar La Seca nunca más, no quiero que nadie se ría de mí, ni escribiré cartas a nadie para que no conserven ni mis señas.
G X Cantalapiedra.