AQUEL HOMBRE QUE SOÑABA CON LA EMIGRACIÓN
Eran tiempos difíciles, aquel hombre con sus veintitrés años, y el servicio militar cumplido, soñaba con emigrar donde fuera posible vivir con dignidad, eran los años de 1920, algunas personas de su villa se habían marchado a la región Vasca, donde trabajaban en las minas al descubierto de Ortuella, Vizcaya, y otras en trabajos de las factorías que entonces empezaban a resurgir en las orillas del Nervión, Eran fechas de terminada la vendimia, donde algunas personas quedaban en paro, entonces sin remunerar nada, y la soledad de su mundo rural era fatal, este joven sin pensarlo demasiado, se preparó su maleta de madera, y con la poca ropa que tenía decidido y con un burro de un familiar cercano, se marchó para no volver nunca más, a la Estación de Ferrocarril de Medina del Campo, donde logró coger un tren que le llevaría hasta Vascongadas, El viaje fue duro, en su vagón de tercera, y las paradas obligatorias del tren en todas las estaciones del recorrido, donde tardo en llegar 24, horas, una vez en Vascongadas comenzó sus pesquisas para encontrar trabajo, fue duro ya que no conocía esa tierra vasca, más un familiar lejano que por allí estaba trabajando le buscó un trabajo para salir adelante, el tiempo lluvioso le hacía pensar en el reuma, y por mediación de un conocido de entonces, logró encontrar trabajo en Francia, donde sin pensarlo demasiado se marchó para siempre, este hombre joven entonces, parece ser que en la nación vecina pudo enderezar su camino, y montar su familia, a la que nunca llevaría a su Villa de nacimiento, a veces el recuerdo le recordaba su niñez y juventud, y pensaba que si hubiera quedado allí, sería de vez en cuando un parado sin sueldo ni recursos para vivir, como un humano, que sus sueños diarios se quedaban en el aire.
G X Cantalapiedra.
Eran tiempos difíciles, aquel hombre con sus veintitrés años, y el servicio militar cumplido, soñaba con emigrar donde fuera posible vivir con dignidad, eran los años de 1920, algunas personas de su villa se habían marchado a la región Vasca, donde trabajaban en las minas al descubierto de Ortuella, Vizcaya, y otras en trabajos de las factorías que entonces empezaban a resurgir en las orillas del Nervión, Eran fechas de terminada la vendimia, donde algunas personas quedaban en paro, entonces sin remunerar nada, y la soledad de su mundo rural era fatal, este joven sin pensarlo demasiado, se preparó su maleta de madera, y con la poca ropa que tenía decidido y con un burro de un familiar cercano, se marchó para no volver nunca más, a la Estación de Ferrocarril de Medina del Campo, donde logró coger un tren que le llevaría hasta Vascongadas, El viaje fue duro, en su vagón de tercera, y las paradas obligatorias del tren en todas las estaciones del recorrido, donde tardo en llegar 24, horas, una vez en Vascongadas comenzó sus pesquisas para encontrar trabajo, fue duro ya que no conocía esa tierra vasca, más un familiar lejano que por allí estaba trabajando le buscó un trabajo para salir adelante, el tiempo lluvioso le hacía pensar en el reuma, y por mediación de un conocido de entonces, logró encontrar trabajo en Francia, donde sin pensarlo demasiado se marchó para siempre, este hombre joven entonces, parece ser que en la nación vecina pudo enderezar su camino, y montar su familia, a la que nunca llevaría a su Villa de nacimiento, a veces el recuerdo le recordaba su niñez y juventud, y pensaba que si hubiera quedado allí, sería de vez en cuando un parado sin sueldo ni recursos para vivir, como un humano, que sus sueños diarios se quedaban en el aire.
G X Cantalapiedra.