AQUEL BARRABAS, TERMINO MAL.
Hace unos cuantos años, existió en un lugar de la Castilla Profunda, un hombre apodado Barrabas, este hombre con malas historias y malos pensamientos llegó a ser una persona odiada, entre sus vecinos nadie aceptaba su presencia, los niños en la calle se apartaban de él, y en silencio decían, “que viene Barrabas”, las historias contadas por terceros eran dramáticas, no tenía por donde salir de aquella vida de verdugo. Fueron pasando los años y no encontraba obreros que labraran sus fincas, Sus acémilas eran grandes y potentes, pero ningún mozo de mulas quería conducirlas, El hombre aquel sabia que muchas personas no le podían ni ver, más el dejó de salir de su casa, y pronto alquilo sus fincas, para vivir de las rentas, Sin pisar apenas las calles de su lugar, sin tener amigos que le dieran la mano, hasta los días con niebla no salía ni a la puerta de su casa, Todo su mundo le venía grande, el bocio le iba dejando sus huellas, y termino marchándose de su lugar de nacimiento, sin decir a nadie donde se marchaba, se ve que su conciencia no le dejaba tranquilo, y su esposa nadie la dirigía la palabra, sin ser ella la culpable de los actos malos de Barrabas, Se alejaron del lugar donde habían vivido, y en su silencio el odio les hacía brillar los ojos, Eran personas proscritas, nadie quería ser familia de ellos, ni tan siquiera saludarles. Era la ley natural de sus vecinos que hacían justicia, con un silencio sepulcral. Nadie quería saber dónde se marcharon, ni donde serian enterrados, solamente el olvido siguió a su marcha. Sin querer tenerle en cuenta para nada, ni recordarle como si no hubiera sido un vecino. Son las leyes de la Naturaleza que hacen su labor cuando no existió justicia de tribunales. G X Cantalapiedra.
Hace unos cuantos años, existió en un lugar de la Castilla Profunda, un hombre apodado Barrabas, este hombre con malas historias y malos pensamientos llegó a ser una persona odiada, entre sus vecinos nadie aceptaba su presencia, los niños en la calle se apartaban de él, y en silencio decían, “que viene Barrabas”, las historias contadas por terceros eran dramáticas, no tenía por donde salir de aquella vida de verdugo. Fueron pasando los años y no encontraba obreros que labraran sus fincas, Sus acémilas eran grandes y potentes, pero ningún mozo de mulas quería conducirlas, El hombre aquel sabia que muchas personas no le podían ni ver, más el dejó de salir de su casa, y pronto alquilo sus fincas, para vivir de las rentas, Sin pisar apenas las calles de su lugar, sin tener amigos que le dieran la mano, hasta los días con niebla no salía ni a la puerta de su casa, Todo su mundo le venía grande, el bocio le iba dejando sus huellas, y termino marchándose de su lugar de nacimiento, sin decir a nadie donde se marchaba, se ve que su conciencia no le dejaba tranquilo, y su esposa nadie la dirigía la palabra, sin ser ella la culpable de los actos malos de Barrabas, Se alejaron del lugar donde habían vivido, y en su silencio el odio les hacía brillar los ojos, Eran personas proscritas, nadie quería ser familia de ellos, ni tan siquiera saludarles. Era la ley natural de sus vecinos que hacían justicia, con un silencio sepulcral. Nadie quería saber dónde se marcharon, ni donde serian enterrados, solamente el olvido siguió a su marcha. Sin querer tenerle en cuenta para nada, ni recordarle como si no hubiera sido un vecino. Son las leyes de la Naturaleza que hacen su labor cuando no existió justicia de tribunales. G X Cantalapiedra.