CUANDO LA MELANCOLÍA TE ACOMPAÑABA.
Eran fechas del otoño, cuando mucho más pensabas, eran amigos de siempre que de La Seca marchaban, En un pueblo de emigrantes que soñaban otros signos, se vieron ciertos instantes con mil airosos destinos. Era el otoño pensando que serio viene el camino, era la noche dudando como un triste peregrino. Amigos que se marcharon explicando sus motivos, por detrás fueron dejando sus penosos adjetivos. Fechas que llevas marcadas, cartas con serios escritos, ciertas mujeres nombradas sin llegar a pegar gritos. Emigrantes sin barreras, maletas en el camino, algunos vieron fronteras para buscar su buen signo. Cuando un amigo marchaba la lección era aprendida, en la mente se grababa su penosa despedida. Amigos que se dejaron familias que, sorprendidas, su despedida lloraron sin hablar nunca de heridas. Los caminos que tomaron eran sueños de por vida, en sus pasos encontraron gente de mirada erguida. Melancolía pensando donde se marchó su vida, el equipaje flotando como un barco a la deriva. Cuando notabas su falta, si se marchaba un amigo, las palabras en la tasca no eran frases de castigo. Amigos que me dejaron casi siempre sorprendido, en su caminar llevaron el recuerdo más querido. El otoño iba marcando la sombras de los destinos, que el tiempo paso brindando incluso con tristes signos. La vida te pone a prueba para contemplar tu signo, y muchas veces eleva el sufrido desatino. Vuelve el otoño con fuerza, la lluvia moja el camino, y no quieres ver pereza en tu pensamiento fino. Hoy que el otoño renace sin ver viñedos altivos, el tiempo puede que trace un octubre con motivos. G X Cantalapiedra.
Eran fechas del otoño, cuando mucho más pensabas, eran amigos de siempre que de La Seca marchaban, En un pueblo de emigrantes que soñaban otros signos, se vieron ciertos instantes con mil airosos destinos. Era el otoño pensando que serio viene el camino, era la noche dudando como un triste peregrino. Amigos que se marcharon explicando sus motivos, por detrás fueron dejando sus penosos adjetivos. Fechas que llevas marcadas, cartas con serios escritos, ciertas mujeres nombradas sin llegar a pegar gritos. Emigrantes sin barreras, maletas en el camino, algunos vieron fronteras para buscar su buen signo. Cuando un amigo marchaba la lección era aprendida, en la mente se grababa su penosa despedida. Amigos que se dejaron familias que, sorprendidas, su despedida lloraron sin hablar nunca de heridas. Los caminos que tomaron eran sueños de por vida, en sus pasos encontraron gente de mirada erguida. Melancolía pensando donde se marchó su vida, el equipaje flotando como un barco a la deriva. Cuando notabas su falta, si se marchaba un amigo, las palabras en la tasca no eran frases de castigo. Amigos que me dejaron casi siempre sorprendido, en su caminar llevaron el recuerdo más querido. El otoño iba marcando la sombras de los destinos, que el tiempo paso brindando incluso con tristes signos. La vida te pone a prueba para contemplar tu signo, y muchas veces eleva el sufrido desatino. Vuelve el otoño con fuerza, la lluvia moja el camino, y no quieres ver pereza en tu pensamiento fino. Hoy que el otoño renace sin ver viñedos altivos, el tiempo puede que trace un octubre con motivos. G X Cantalapiedra.