CUANDO SE RENIEGA DEL PASADO
Aquel hombre castellano labrador desde muy niño renegaba del pasado sin hablarnos del cariño. Sus manos encallecidas de sujetar el arado fueron sus horas perdidas en una guerra entre hermanos. Tuvo metralla en su cuerpo lleno de ciertas heridas, y maldiciendo ese tiempo nos habló de luz del día. Escuchando su relato que no dejaba alegría, su pasado que era ingrato no le daba simpatía. Me habló de sueños perdidos batallando en las trincheras, y sus sueños deprimidos le marcaron las esperas. El soñaba con la tierra para cuidar su labranza, luego su sueño le entierra al ver tanta mezcolanza, Dicen que gano la guerra, el comentaba que nones, que su juventud se entierra en penosas condiciones. Reniega de su pasado al ver volar las promesas, y se siente condenado cuando las sombras regresan. Fue maldiciendo las guerras y sus penosos motivos, si a la juventud la entierras no te valen adjetivos, Renegando de sus sueños por las tierras castellanas, no existen tiempos risueños si vuelan promesas vanas. Le sentí decepcionado pensando en ciertos motivos, aunque la guerra acabado el no buscaba festivo. Su corazón le marcaba sus intenciones humanas, y las guerras detestaba viendo que nunca son sanas. Heridas en su costado de una batalla de muerte, Teruel llevaba grabado pensando que es mala suerte.
Eran tiempos de esperanza cuando me contó su historia, hoy no existe la balanza ni se puede hablar de gloria. La victoria nunca es plena, cuando existen muchos muertos, siempre te queda esa pena de vivir tiempos inciertos. Maldigo todas las guerras que la tierra va sufriendo, los muertos cuando se entierran quedan gente padeciendo. Hay historias que te marcan y otras que no dan consuelo, hay veces que las aparcas como quien tiende su velo.
G X Cantalapiedra.
Aquel hombre castellano labrador desde muy niño renegaba del pasado sin hablarnos del cariño. Sus manos encallecidas de sujetar el arado fueron sus horas perdidas en una guerra entre hermanos. Tuvo metralla en su cuerpo lleno de ciertas heridas, y maldiciendo ese tiempo nos habló de luz del día. Escuchando su relato que no dejaba alegría, su pasado que era ingrato no le daba simpatía. Me habló de sueños perdidos batallando en las trincheras, y sus sueños deprimidos le marcaron las esperas. El soñaba con la tierra para cuidar su labranza, luego su sueño le entierra al ver tanta mezcolanza, Dicen que gano la guerra, el comentaba que nones, que su juventud se entierra en penosas condiciones. Reniega de su pasado al ver volar las promesas, y se siente condenado cuando las sombras regresan. Fue maldiciendo las guerras y sus penosos motivos, si a la juventud la entierras no te valen adjetivos, Renegando de sus sueños por las tierras castellanas, no existen tiempos risueños si vuelan promesas vanas. Le sentí decepcionado pensando en ciertos motivos, aunque la guerra acabado el no buscaba festivo. Su corazón le marcaba sus intenciones humanas, y las guerras detestaba viendo que nunca son sanas. Heridas en su costado de una batalla de muerte, Teruel llevaba grabado pensando que es mala suerte.
Eran tiempos de esperanza cuando me contó su historia, hoy no existe la balanza ni se puede hablar de gloria. La victoria nunca es plena, cuando existen muchos muertos, siempre te queda esa pena de vivir tiempos inciertos. Maldigo todas las guerras que la tierra va sufriendo, los muertos cuando se entierran quedan gente padeciendo. Hay historias que te marcan y otras que no dan consuelo, hay veces que las aparcas como quien tiende su velo.
G X Cantalapiedra.