LA SECA: EN EL AÑO 1955, EN EL MES DE JULIO...

EN EL AÑO 1955, EN EL MES DE JULIO
Aquel hombre castellano de siempre, con su hijo de diez años, marchaban en sus asnos para ir a segar a unos 9, kilómetros de su Villa, cerca del Río Duero, La mañana era un poco fresca, y el niño iba sentado en un burro y su padre en otro asno, las estrellas brillaban sobre aquel cielo castellano, y algunas veces se notaba que algún astro se movía en el cielo, mientras los dos animales de vez en cuando levantaban bien su cabeza, para poder divisar aquella Luna que reflejaba sobre los viñedos verdejos, El sonido de las herraduras sobre aquel camino del Puerto, hecho carretera en tiempos de la dictadura del general Primo de Ribera, era un sonido de caminar sin descanso, mientras saltaban chispas de las herraduras de los burros, el hombre animaba a su burro para que anduviera más deprisa, y poder llegar a la finca donde segarían un trigo candeal, de esos que sus espigas color de oro eran fiel reflejo de las tierras de cereales castellanas, Fueron casi dos horas de caminar en sus asnos, y aun el Sol no había salido, enseguida el hombre al llegar al trigal tiro de su hoz y sus dediles que eran protección de sus manos, y empezó segando un buen trozo del trigal, con el que al niño le monto una pequeña cama para que descansara un rato, luego más tarde el niño recogía las gavillas de aquel trigo en haces. Y el niño empezó a sentir a los grillos que, con su ruido atronador, despertaban a las chicharas, y las hormigas salían de sus hormigueros, para recoger su cosecha de grano para mantenerse en el invierno, Todo era una cadena de subsistencia, Los pinos no muy lejanos de aquella finca, daban sombra a las liebres y conejos que por aquellos términos andaban, No muy lejos de allí en la dehesa los toros de Los Hermanos Molero que pastaban como si fueran ovejas, Todo aquel entorno, pegando a lo que fue la Carretera Blanca, era pura Naturaleza viva, aunque cerca de allí estaban las ruinas de lo que fue la Villa de San Martín, pueblo abandonado y quemado al sufrir una peste Negra, de las que pocos habitantes quedaron ilesos, y solo quedó el recuerdo, con los nombres que se siguen recordando.
G X Cantalapiedra.