EL SEÑOR GEROMO. TENÍA NOVENTA AÑOS..
El señor Geromo, amigo de mi abuelo paterno en su juventud, solía ir a verme donde yo trabajaba diariamente, Este hombre que con su esposa llegó a tener 25, hijos de los que solo le vivian seis, era un hombre con sus noventa años, y tenía sus recuerdos sin olvidarse nada importante, Este hombre que vivía con una hija, en la Calle de Medina, fue la única persona que me comentaba cosas de aquellos años, donde no existía ni luz eléctrica en las casas, Me comentaba, que le decía a su hija que iba para ver al amigo suyo de la infancia, Mi abuelo, Pascual Cantalapiedra Zambranos, hombre fuerte que durante algún tiempo fue sacador de vino de las bodegas subterráneas, que era sacar pellejos de vino de varias cantaras, echas con la piel de cabras, en las boterías, que entonces existían en La Seca, Aquel hombre me buscaba todas las tardes del verano, y a la hora de merendar me comentaba, “Cuando te siento hablar me quito ochenta años de encima, y me dan ganas de salir corriendo como cuando tenía quince años. Y olvidarme de mi bastón de apoyo”, este hombre cargado de historia, y cargado de hijos era mi fiel visitante, aun le recuerdo con su mente despierta, muchas veces me dijo, “eres la fotografía de tu abuelo, y hasta la forma de hablar tan perfecta te siento lo mismo”, en aquellos años no lo daba importancia, aunque mi padre me comentó que no era así mi abuelo, Más el Señor Geromo me lo recalco, y solo me lo confirmaron algunos familiares de mi abuelo, dos sobrinos, uno fue, Luis Jorge Cantalapiedra, Hombre de historia y sufrimiento en las guerras de España, y en la mundial, ya que tuvo su residencia en Carcasona. Francia desde los seis años, y el otro sobrino de mi abuelo, que parte de su vida la hizo en Valladolid. Pedro Cantalapiedra. Ningún hermano mío tiene fotografías de nuestro abuelo, ni sabemos donde falleció, ni mucho menos donde está enterrado, su vida fue un constante de caminar buscando una tierra nueva, donde pudiera sacar a su familia adelante, sin vivir de los suegros. Era la forma entonces de la emigración forzosa.
G X Cantalapiedra.
El señor Geromo, amigo de mi abuelo paterno en su juventud, solía ir a verme donde yo trabajaba diariamente, Este hombre que con su esposa llegó a tener 25, hijos de los que solo le vivian seis, era un hombre con sus noventa años, y tenía sus recuerdos sin olvidarse nada importante, Este hombre que vivía con una hija, en la Calle de Medina, fue la única persona que me comentaba cosas de aquellos años, donde no existía ni luz eléctrica en las casas, Me comentaba, que le decía a su hija que iba para ver al amigo suyo de la infancia, Mi abuelo, Pascual Cantalapiedra Zambranos, hombre fuerte que durante algún tiempo fue sacador de vino de las bodegas subterráneas, que era sacar pellejos de vino de varias cantaras, echas con la piel de cabras, en las boterías, que entonces existían en La Seca, Aquel hombre me buscaba todas las tardes del verano, y a la hora de merendar me comentaba, “Cuando te siento hablar me quito ochenta años de encima, y me dan ganas de salir corriendo como cuando tenía quince años. Y olvidarme de mi bastón de apoyo”, este hombre cargado de historia, y cargado de hijos era mi fiel visitante, aun le recuerdo con su mente despierta, muchas veces me dijo, “eres la fotografía de tu abuelo, y hasta la forma de hablar tan perfecta te siento lo mismo”, en aquellos años no lo daba importancia, aunque mi padre me comentó que no era así mi abuelo, Más el Señor Geromo me lo recalco, y solo me lo confirmaron algunos familiares de mi abuelo, dos sobrinos, uno fue, Luis Jorge Cantalapiedra, Hombre de historia y sufrimiento en las guerras de España, y en la mundial, ya que tuvo su residencia en Carcasona. Francia desde los seis años, y el otro sobrino de mi abuelo, que parte de su vida la hizo en Valladolid. Pedro Cantalapiedra. Ningún hermano mío tiene fotografías de nuestro abuelo, ni sabemos donde falleció, ni mucho menos donde está enterrado, su vida fue un constante de caminar buscando una tierra nueva, donde pudiera sacar a su familia adelante, sin vivir de los suegros. Era la forma entonces de la emigración forzosa.
G X Cantalapiedra.