
CUANDO LA JUBILACIÓN YA NO ÉS TU META.
Aquel hombre venido a la ciudad para abrirse camino, y poder salir adelante con un futuro que le costó lo suyo, cuando no tenía cumplidos los veinte años, Una vez jubilado se dio cuenta que su vida se le iba marchando, y los años de jubilado pasaban demasiado deprisa, quiso echar el freno, más era imposible, este hombre tenía de todo, Dos coches grandes y potentes, pisos y garajes, y un montón de diversiones a su alcance, pero todo le daba igual, no le hacía ilusión nada, ni el cine ni otros espectáculos le atraían, la televisión solo le parecía bien el ver las noticias, En el piso que vivía solía mirar por las ventanas para saber si el cielo estaba nublado, Su esposa parecía estar de acuerdo en todo, y los viajes no eran su predilección, el tiempo corría, los sueños se evaporaban sin entender sus intenciones, y de vez en cuando algún viejo amigo le hablaba por teléfono, más una tarde le llamaron del Hospital, para hacerle una revisión de salud, el hombre aquel temblaba, sus manos tiritaban, el corazón se aceleraba, y sus piernas flojeaban, todo parecía estar mal, sin saber nada a fondo, Cuando este hombre llego a las consultas su cerebro empezó a recordar, las largas noches que trabajando no dormía, ni comía nada en absoluto, y aquel tiempo apenas dormía, eso si el dinero fluía, y su futuro le tenía más claro, aunque en ese momento de su revisión maldecía esas barbaridades de trabajar noche y día para mejorar su economía, toda aquella revisión le marcó su presente, le llegaron a comentar, esta usted dentro de lo que es su edad regular, aunque tiene sus huesos hechos polvo, su vista cansada, su esqueleto deformado por el trabajo, y si intenta esforzarse acabara con su pobre salud. El hombre aquel salía del Hospital pensando en que su recorrido seria corto, quizá aquel tiempo de medio año para volver a revisión no se cumpliría, se daba cuenta que su presente tenía limitaciones, y solamente le quedaba la ilusión de su familia que la veía unida y fuerte, aunque detrás de todo seguía amenazando la muerte. Que nunca la había notado tan cerca como aquel día de la revisión del Hospital, allí se daba cuenta que la vida es esa vela que se va consumiendo sin darnos apenas cuenta. Y cuando queremos frenarla es imposible detenerla, va cuesta abajo y sin frenos, solamente si el terreno la favorece puede ir más lenta, pero siempre marcando su paso que nadie lo puede parar. G X Cantalapiedra.
Aquel hombre venido a la ciudad para abrirse camino, y poder salir adelante con un futuro que le costó lo suyo, cuando no tenía cumplidos los veinte años, Una vez jubilado se dio cuenta que su vida se le iba marchando, y los años de jubilado pasaban demasiado deprisa, quiso echar el freno, más era imposible, este hombre tenía de todo, Dos coches grandes y potentes, pisos y garajes, y un montón de diversiones a su alcance, pero todo le daba igual, no le hacía ilusión nada, ni el cine ni otros espectáculos le atraían, la televisión solo le parecía bien el ver las noticias, En el piso que vivía solía mirar por las ventanas para saber si el cielo estaba nublado, Su esposa parecía estar de acuerdo en todo, y los viajes no eran su predilección, el tiempo corría, los sueños se evaporaban sin entender sus intenciones, y de vez en cuando algún viejo amigo le hablaba por teléfono, más una tarde le llamaron del Hospital, para hacerle una revisión de salud, el hombre aquel temblaba, sus manos tiritaban, el corazón se aceleraba, y sus piernas flojeaban, todo parecía estar mal, sin saber nada a fondo, Cuando este hombre llego a las consultas su cerebro empezó a recordar, las largas noches que trabajando no dormía, ni comía nada en absoluto, y aquel tiempo apenas dormía, eso si el dinero fluía, y su futuro le tenía más claro, aunque en ese momento de su revisión maldecía esas barbaridades de trabajar noche y día para mejorar su economía, toda aquella revisión le marcó su presente, le llegaron a comentar, esta usted dentro de lo que es su edad regular, aunque tiene sus huesos hechos polvo, su vista cansada, su esqueleto deformado por el trabajo, y si intenta esforzarse acabara con su pobre salud. El hombre aquel salía del Hospital pensando en que su recorrido seria corto, quizá aquel tiempo de medio año para volver a revisión no se cumpliría, se daba cuenta que su presente tenía limitaciones, y solamente le quedaba la ilusión de su familia que la veía unida y fuerte, aunque detrás de todo seguía amenazando la muerte. Que nunca la había notado tan cerca como aquel día de la revisión del Hospital, allí se daba cuenta que la vida es esa vela que se va consumiendo sin darnos apenas cuenta. Y cuando queremos frenarla es imposible detenerla, va cuesta abajo y sin frenos, solamente si el terreno la favorece puede ir más lenta, pero siempre marcando su paso que nadie lo puede parar. G X Cantalapiedra.