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LA SECA: NO SIRVEN LAS PALABRAS CUANDO SUFRE EL CORAZÓN...

NO SIRVEN LAS PALABRAS CUANDO SUFRE EL CORAZÓN
Aquella noche de diciembre del año 1955, aquel soldado llegaba a Medina del Campo en tren, era la tarde de Nochebuena, el joven aquel buscaba un vehículo que lo acercara a su Villa, La Seca, su permiso era de pocos días, pero el poder estar con su familia en esas jornadas le hacían feliz, más era imposible lograr su objetivo, por fin se decidió salir andando de aquella fría estación de ferrocarril, eran las cinco de la tarde, la niebla empezaba a sentirse sobre las laderas de esa ciudad castellana, y aquel joven soldado con su macuto a cuestas avanzaba todo lo deprisa que le daba el cuerpo, en su mente llevaba el poder estar con la familia y luego con su novia, para comentarle su mundo en aquel cuartel de artillería donde fue destinado en el servicio militar. Los once kilómetros que separan a Medina de La Seca, suelen ser duros y mucho más en aquellos años de carretera de piedras llamadas cantos, solamente usaba el pasillo de la derecha para caminar sin demasiadas molestias, La tarde se fue marchando y cuando llegó a los Rasos donde hoy día existen olivares, la noche se echo encima, y con ella la niebla y el frío de esa Castilla, este hombre joven con 22, años, trato de caminar todo lo que podía para llegar a su casa, sin encontrar a nadie en su camino, la soledad era su compañía durante todo el recorrido, Nada le parecía raro a este hombre curtido en esa tierra, después de dos horas y cuarto pudo ver las tapias de aquel Valle Cuna del Verdejo, donde las casas de adobe entonces eran su principal presencia, al llegar a su casa, los padres le recibieron como aun héroe, ya que aquel macuto pesaba con la ropa sucia para lavar, La madre comentó, “No debía existir ninguna guerra ni servicio militar, el que quiera ser soldado que lo sea, pero a nuestros hijos que les dejaran en PAZ”. Que preciosas palabras de una madre con su hijo, al que le ayudo aprender andar, hablar, comer a respetar a sus semejantes, para evitar tener que pisar esos lugares de guerra y miseria, donde algunos seres humanos pierden su sentido de dignidad, aunque la patria les llame. ¡VIVA LA NAVIDAD ¡G X Cantalapiedra.