CON EL CIRCULO DE LABRADORES LLENO
Era el año de 1962, El salón del Círculo de Labradores estaba normalmente lleno a diario, más estos días de Navidad, se notaba la falta de algunos amigos que se habían marchado en la emigración forzosa, Este local en el primer piso cambio de nombre, se le llamaba EL HOGAR DEL PRODUCTOR, Digamos que tenia tres filas de mesas, con unas cinco o seis mesas por fila, repartidas de la siguiente manera, La fila de las ventanas o balcones, las ocupaban los señores más pudientes y el cura de la Villa, La fila del centro las ocupaban los maestros comerciantes y algunos autónomos, y las de la entrada o pegando a la puerta de salida los obreros o futuros emigrante, se hablaba del muro de Berlín sin tapujos, entonces de moda, un maestro que nos daba lecciones por la noche, Llamado Don Jaime, nos invita a derribar el muro cualquier noche, los jovenes que íbamos con él a clase, no queríamos sentarnos en cierta fila, perdíamos categoría humana, no quisimos nunca ser caciques ni mezclarnos con ellos, En nuestras mesas se respiraba libertad sin ira, el tute era normal y divertido, en las otras filas se jugaba dinero a escondidas, y era mucho más serio y sin demasiado ruido, En nuestra fila se hablaba del futuro dentro de unos años, la mayoría pensando en Vascongadas, yo pensaba en Madrid, como así fue, en estas fechas de largas noches, las cartas eran nuestra diversión, y no precisábamos nada más para ser felices.
Toda aquella juventud, nos vimos obligados a estar allí, al ser ocupado el Salón Parroquial en La Cilla, Por quemarse el Ayuntamiento y las escuelas, a cambio nos dejaron ser socios del Circulo de Labradores, con una cuota de quince pesetas al mes, todo era dirigido sin contar con la juventud, que en aquellos años nos levantamos conta la cacicada de echarnos del Salón Parroquial sin dejarnos expresar a la juventud de entonces, que protestamos, y fuimos expulsados de la casa del cura, por ser rebeldes, eran tiempos donde la televisión en Blanco y negro la llevamos a la Villa de La Seca, Un aparato grande de televisión, que fue llevado a este local del Círculo de Labradores, a cambio de dejarnos la entrada allí, moneda de cambio del párroco al ver que la juventud que le apoyaba se le volvía en contra. Esta fue la realidad de hace más de sesenta y tres años. G X Cantalapiedra, 6 – 1 - 2025
Era el año de 1962, El salón del Círculo de Labradores estaba normalmente lleno a diario, más estos días de Navidad, se notaba la falta de algunos amigos que se habían marchado en la emigración forzosa, Este local en el primer piso cambio de nombre, se le llamaba EL HOGAR DEL PRODUCTOR, Digamos que tenia tres filas de mesas, con unas cinco o seis mesas por fila, repartidas de la siguiente manera, La fila de las ventanas o balcones, las ocupaban los señores más pudientes y el cura de la Villa, La fila del centro las ocupaban los maestros comerciantes y algunos autónomos, y las de la entrada o pegando a la puerta de salida los obreros o futuros emigrante, se hablaba del muro de Berlín sin tapujos, entonces de moda, un maestro que nos daba lecciones por la noche, Llamado Don Jaime, nos invita a derribar el muro cualquier noche, los jovenes que íbamos con él a clase, no queríamos sentarnos en cierta fila, perdíamos categoría humana, no quisimos nunca ser caciques ni mezclarnos con ellos, En nuestras mesas se respiraba libertad sin ira, el tute era normal y divertido, en las otras filas se jugaba dinero a escondidas, y era mucho más serio y sin demasiado ruido, En nuestra fila se hablaba del futuro dentro de unos años, la mayoría pensando en Vascongadas, yo pensaba en Madrid, como así fue, en estas fechas de largas noches, las cartas eran nuestra diversión, y no precisábamos nada más para ser felices.
Toda aquella juventud, nos vimos obligados a estar allí, al ser ocupado el Salón Parroquial en La Cilla, Por quemarse el Ayuntamiento y las escuelas, a cambio nos dejaron ser socios del Circulo de Labradores, con una cuota de quince pesetas al mes, todo era dirigido sin contar con la juventud, que en aquellos años nos levantamos conta la cacicada de echarnos del Salón Parroquial sin dejarnos expresar a la juventud de entonces, que protestamos, y fuimos expulsados de la casa del cura, por ser rebeldes, eran tiempos donde la televisión en Blanco y negro la llevamos a la Villa de La Seca, Un aparato grande de televisión, que fue llevado a este local del Círculo de Labradores, a cambio de dejarnos la entrada allí, moneda de cambio del párroco al ver que la juventud que le apoyaba se le volvía en contra. Esta fue la realidad de hace más de sesenta y tres años. G X Cantalapiedra, 6 – 1 - 2025