CUANDO LOS BURROS REBUZNABAN LOS DOMINGOS
Eran aquellas mañanas de hace setenta años, cuando los burros no salían al campo los domingos, a desarrollar sus trabajos de la agricultura. Y en las cuadras se sentían aburridos, debieron de salir contentos a los patios o corrales, donde en aquellas pilas de piedra blanca, podían beber sin problemas, se codeaban con las gallinas y algún gallo fanfarrón, y a veces con gatos y perros, quizá los únicos burros que ese día salian al campo eran los de aquellos pastores que usaban esos animales para llevar encima su comida bebida y ropa de abrigo como mantas, cuando pastoreaban, Eran domingos de invierno otoño y primavera, ya que en verano se levantaban las prohibiciones de trabajar los domingo, para efectuar las recolecciones de cereales, Ya de madrugada se escuchaba algún burro rebuznar cuando el Sol le pegaba en su cuadra dentro, y empezaban los rebuznos, quizá eran por la calle del Parchel, y del Chorizo, cuando sus ecos se seguían escuchando por el Niño Jesús, Calle Real, Calle del Pozo Bueno, Cale del Carraescobar, Calle de Medina, Cuatro Calles. Plazuela de Los Comuneros, Calle del Cristo, Rancho. Calle Serrada, Plaza del Olmo, Calle de San Roque, y Cotarrillo. Huerta de la Alegre, y de nuevo el circulo que hacían aquellos asnos con sus sonido de verse libres sin trabajo al ser domingo, Alguna vez intente hacer callar a mis dos burros, y aunque jugaba con ellos y les agarraba las orejas y el rabo, y pasaba por debajo de su barriga, los dos burros se relevaban para rebuznar a pulmón lleno de aire, eran sobre las doce de la mañana, y aquel sonido musico asnal o pollino, como nos decía nuestro maestro, que había nació en Santiago de Compostela, Don Jesús Suarez, resultaba familiar, parecía como si los burros se saludaran en la distancia de aquel Valle llamado La Seca, Hoy día los sonido son distintos, quizá motos y coches con algún tractor, pero la música asnal, desapareció con los burros, aunque en las personas mayores parece que sigue viva, y que de nuevo volveremos a escucharle su melodía dominguera con aquella alegría que los niños disfrutábamos. RECUERDOS DE LA INFANCIA. G X Cantalapiedra.
Eran aquellas mañanas de hace setenta años, cuando los burros no salían al campo los domingos, a desarrollar sus trabajos de la agricultura. Y en las cuadras se sentían aburridos, debieron de salir contentos a los patios o corrales, donde en aquellas pilas de piedra blanca, podían beber sin problemas, se codeaban con las gallinas y algún gallo fanfarrón, y a veces con gatos y perros, quizá los únicos burros que ese día salian al campo eran los de aquellos pastores que usaban esos animales para llevar encima su comida bebida y ropa de abrigo como mantas, cuando pastoreaban, Eran domingos de invierno otoño y primavera, ya que en verano se levantaban las prohibiciones de trabajar los domingo, para efectuar las recolecciones de cereales, Ya de madrugada se escuchaba algún burro rebuznar cuando el Sol le pegaba en su cuadra dentro, y empezaban los rebuznos, quizá eran por la calle del Parchel, y del Chorizo, cuando sus ecos se seguían escuchando por el Niño Jesús, Calle Real, Calle del Pozo Bueno, Cale del Carraescobar, Calle de Medina, Cuatro Calles. Plazuela de Los Comuneros, Calle del Cristo, Rancho. Calle Serrada, Plaza del Olmo, Calle de San Roque, y Cotarrillo. Huerta de la Alegre, y de nuevo el circulo que hacían aquellos asnos con sus sonido de verse libres sin trabajo al ser domingo, Alguna vez intente hacer callar a mis dos burros, y aunque jugaba con ellos y les agarraba las orejas y el rabo, y pasaba por debajo de su barriga, los dos burros se relevaban para rebuznar a pulmón lleno de aire, eran sobre las doce de la mañana, y aquel sonido musico asnal o pollino, como nos decía nuestro maestro, que había nació en Santiago de Compostela, Don Jesús Suarez, resultaba familiar, parecía como si los burros se saludaran en la distancia de aquel Valle llamado La Seca, Hoy día los sonido son distintos, quizá motos y coches con algún tractor, pero la música asnal, desapareció con los burros, aunque en las personas mayores parece que sigue viva, y que de nuevo volveremos a escucharle su melodía dominguera con aquella alegría que los niños disfrutábamos. RECUERDOS DE LA INFANCIA. G X Cantalapiedra.