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LEYENDAS QUE FUERON REALIDAD
Hace muchos años llegó a un pueblo castellano un tratante de mulas, o acémilas, que intentaba buscar esposa, este hombre con buena labia, pronto encontró una mujer que le hiciera caso, estuvo en ese lugar más de quince días, y todas las tardes camelando a esa mujer que quizá esperase algún hombre que la sacara de aquel valle de labradores, Este hombre parecía estar bien posicionado, ya que llevaba con él una buena cuerda de animales para venderlos, incluso cambiarlos, ya que hace cien años, solo la fuerza de estos animales movían la agricultura, sobre todo en los Campos de Castilla, con esas llanuras imponentes. Todo parecía normal en aquel ambiente, más una mañana de esas frías, el hombre aquel abandonaba la posada donde estaba asentado, y sin decir a donde, ni cómo, ni cuando se alejaba, sin decir nada formal y aquella mujer que soñaba con ser su esposa, se sintió un poco deprimida, sin saber las intenciones de aquel tratante de ganado de labores agrícolas, que nunca más volvería a pisar dicho pueblo, este hombre se ve que debió de cambiar de oficio, Nadie le reconoció ni en mercados ni por esos pueblos de dios, La mujer espero algún tiempo, apenas salía de su casa, y pensando en las críticas de sus vecinos, un buen día se marchó camino de esa emigración a veces forzosa, ya que su economía no la daba para poder vivir dignamente, nadie supo donde se marcharía, ni a nadie escribió hablando de su vida, quizá era mucho mejor callar y no dar demasiadas explicaciones. Con el tiempo algunos vecinos quisieron adivinar donde vivía, misión imposible, su nombre y su imagen se perdieron por el mundo adelante, Aquel tratante de ganado fue la espoleta de su futuro de emigrante. G X Cantalapiedra.
Hace muchos años llegó a un pueblo castellano un tratante de mulas, o acémilas, que intentaba buscar esposa, este hombre con buena labia, pronto encontró una mujer que le hiciera caso, estuvo en ese lugar más de quince días, y todas las tardes camelando a esa mujer que quizá esperase algún hombre que la sacara de aquel valle de labradores, Este hombre parecía estar bien posicionado, ya que llevaba con él una buena cuerda de animales para venderlos, incluso cambiarlos, ya que hace cien años, solo la fuerza de estos animales movían la agricultura, sobre todo en los Campos de Castilla, con esas llanuras imponentes. Todo parecía normal en aquel ambiente, más una mañana de esas frías, el hombre aquel abandonaba la posada donde estaba asentado, y sin decir a donde, ni cómo, ni cuando se alejaba, sin decir nada formal y aquella mujer que soñaba con ser su esposa, se sintió un poco deprimida, sin saber las intenciones de aquel tratante de ganado de labores agrícolas, que nunca más volvería a pisar dicho pueblo, este hombre se ve que debió de cambiar de oficio, Nadie le reconoció ni en mercados ni por esos pueblos de dios, La mujer espero algún tiempo, apenas salía de su casa, y pensando en las críticas de sus vecinos, un buen día se marchó camino de esa emigración a veces forzosa, ya que su economía no la daba para poder vivir dignamente, nadie supo donde se marcharía, ni a nadie escribió hablando de su vida, quizá era mucho mejor callar y no dar demasiadas explicaciones. Con el tiempo algunos vecinos quisieron adivinar donde vivía, misión imposible, su nombre y su imagen se perdieron por el mundo adelante, Aquel tratante de ganado fue la espoleta de su futuro de emigrante. G X Cantalapiedra.