La importancia de esta ciudad viene de antiguo, aunque como todos los lugares tuvo sus momentos de esplendor y otros de no tanto. La llegada del ferrocarril en el siglo XIX supuso un revulsivo, atrajo trabajadores, comercios e industrias. Hoy, buena parte de sus industrias, las del mueble, han emigrado a otros lugares y el ferrocarril ha disminuido sus servicios y operarios al entrar en funcionamiento el AVE que ha venido a dejar a un lado este importante nudo de comunicaciones. El cuartel de artillería, con sus centenares de soldados y sus dineros, también ha desaparecido. La ciudad sigue caminando, se reinventará como tantas veces a lo largo de la historia y, lo que ahora parece un contratiempo, serán nuevas oportunidades de resurgir.