MEDINA DEL CAMPO: ERA SU PROPIA VOLUNTAD, ...

ERA SU PROPIA VOLUNTAD,
Aquel hombre que sentía como su vida se marchaba, pensaba en tratar de buscar a su novia de joven, alguien le comentó que se había quedado viuda, y que se encontraba bien de salud, el hombre viudo hacia años, trataba de llegar hasta esa mujer que su economía parecía marchar bien, alguien le dio su número de teléfono, y estuvo durante dos días pensando llamarla, pero le parecía imposible volver de nuevo a estar con ella, su intención fue varias veces llamarla, pero no sabia por donde empezar la conversación, tenía miedo al fracaso, y la decisión era dudar de su propio valor. Al anochecer de aquel viernes, cogió fuerza de juventud, y agarrando su teléfono móvil, llamo a su antigua novia, no sabía ni preguntar por ella, ya que la voz era de una persona joven, que pudiera ser su hijo, después de titubear un poco, por fin pregunto por ella, y una voz femenina respondió “en este momento esta indispuesta, llame usted mañana a medio día”, el hombre colgó el teléfono, y se quedo serio, ya que aquella mujer estaba viviendo lejos de su lugar de nacimiento, y de donde fue novia de aquel hombre que se marchó camino de la inmigración forzosa, aquella noche el hombre dio muchas vueltas a su idea de poder ser el marido de aquella mujer que de joven amo con toda su fuerza, Al amanecer del día siguiente, el hombre estaba pendiente de volver a llamar, y no dudo sobre las doce y media hacer aquella llamada que le había dejado sin respuesta, la mujer se ve que alguien la comentó algo de su antiguo novio, y de momento le dijo que no se quería volver a casar con nadie, pero le dejó la puerta abierta para poder hablar con él. Así quedaron dos días después en la estación del tren de Medina del Campo. apenas si se reconocían, más su voz un poco más desgastada era la misma, todo quedaba en el aire, ella tenía dos hijos, él solo uno y en el extranjero, decidieron seguir viéndose, sin hacer ningún comentario a nadie, pasaron varias semanas para poder viajar a las tierras levantinas, sin que nadie de sus familias supieran sus andaduras, todo parecía marchar bien, más el corazón del hombre empezó a fallarle, y en Alicante en el Hospital General se despidió de su amor de la juventud, diciéndola estas palabras, “he sido un hombre feliz este tiempo contigo, ha merecido la pena esta aventura de jubilados, me llevaré tu recuerdo para la otra vida si es que existe”. Se fundieron en un beso de amor sin ningún rencor, la felicidad le acompaño aquel hombre al final de su vida.
G X Cantalapiedra.