He leído este artículo, en el “Norte de Castilla”, y me ha llamado mucho la atención el contenido del mismo. Teniendo en cuenta que estamos en Semana Santa y va dirigido a la Santísima Virgen, lo veo muy bien.
Está bien que vaya habiendo políticos que reconozca públicamente la situación general de la sociedad y la exteriorice y pida por todos nosotros. Otra cosa es que ellos, se pongan de acuerdo y utilicen sin demora los medios a su alcance, para conseguir una mejoría urgente de la situación actual que va a la deriva.
O se dan prisa o es posible que volvamos a épocas que no sería bueno recordar.
A pesar de lo indicado, alabo la decisión de doña Mercedes Cantalapiedra, que conocí de muy niña, al igual que a su familia, y de los que tengo gratos recuerdos; aunque haya personas que por unas razones u otras no compartan lo expuesto.
Las tradiciones y las raíces de tus progenitores, se nota que calaron en tu formación y me alegro.
Desde el perdón por nuestras faltas, podemos conseguir por intercesión de la Santísima Virgen, llegar al Padre, el día que tengamos designado.
Gracias por tu alocución.
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Mercedes Cantalapiedra ruega a la Virgen contra el desempleo y el descrédito de los políticos
La concejala de Cultura pide la intercesión de la Madre en el Ofrecimiento de los Dolores de la Vera Cruz
30.03.13 - 22:12 -
J. A. | VALLADOLID
La actual crisis de valores, el rumbo incierto de la juventud, la familia como motor del amor, la igualdad entre mujeres y hombres, el descrédito político, la intolerancia y el desempleo. Estas fueron las siete «amarguras» que la concejala de Cultura, Mercedes Cantalapiedra, siente como «más espinosas y acuciantes» y que puso en el regazo de la Virgen en el tradicional acto del Ofrecimiento de los Dolores, que la Cofradía de la Vera Cruz celebró en la iglesia de Platerías. En un templo abarrotado de público, la primera teniente de alcalde, quien confesó ser una mujer de tradiciones, repasó temas pegados al terreno para que la Madre interceda y lleguen, de su mano, al Padre.
Su alocución se inició recordando la caída del Imperio Romano «porque no es difícil encontrar ciertos paralelismos y similitudes entre aquella y nuestra actual crisis de valores». Así, Cantalapiedra lamentó «la preponderancia del 'todo vale', de la ausencia de sentido del ridículo, de la bochornosa desaparición del pudor, de los efectos terribles del individualismo». « ¡Cómo nos duele constatar que la percepción de lo que es bueno y de lo que es malo hace aguas! Esta situación nos produce una profunda sensación de inseguridad y cierto vértigo», reconoció. La edil reclamó la ayuda de la Virgen porque «nuestra sociedad no puede continuar a la deriva en lo que respecta a los ideales de conducta y actitud que, aceptados por todos, deben estar en la base de todos los órdenes de la convivencia».
Cantalapiedra hizo un petición especial para la juventud, a la que ve «perdida y desorientada». «Los padres nos llevamos las manos a la cabeza al constatar en nuestros hijos actitudes pasotas, carentes de curiosidad, iniciativa y emoción, como si estuviesen ya de vuelta de todo», recalcó la edil para, a continuación, reconocer que «desde el mundo adulto estamos siendo un tanto irresponsables al transmitir a nuestros jóvenes una valoración derrotista de nuestro futuro inmediato». Por eso instó «a sembrar en los hijos confianza y no hastío; esperanza y no resignación». En este sentido, también reclamó auxilio para que los valores de la familia sean la base, «una familia integradora, diversa, acogedora y fuerte por los siglos de los siglos».
A la Madre le expuso también la necesidad de que la mujer ocupe el papel que le corresponde en la sociedad en igualdad real y efectiva con el hombre. «Es el momento de que las mujeres, mirándonos en ti, reafirmemos nuestra fe en nosotras mismas. El momento de que, sin grandes aspavientos ni histéricas alharacas reivindicativas, pasemos por la vida poniendo en valor la feminidad, con la fuerza de las obras y de los hechos. Con efectividad, trabajo y amor», recalcó.
La concejala también abordó un tema que le toca de cerca: «la crisis tanto real como de percepción por la que atraviesa la política española; soy parte implicada y quizás por eso me preocupa especialmente», dijo. «Llámanos a capítulo, azuza nuestras conciencias y espolea nuestro sentido de la responsabilidad. Pide a Dios que siempre tengamos presente que nuestro norte son los demás, de forma que seamos capaces de desempeñar nuestro cometido con honradez, honestidad, generosidad y entrega. Líbranos de personalismos y haznos renegar de la acechante vanidad», remachó.
Tras hacer el sexto ofrecimiento para que la tolerancia sea la seña de identidad de la sociedad, la edil concluyó su alocución con «el dolor que ocasiona la falta de trabajo, el desempleo, la frustración de las personas jóvenes y adultas que no encuentran su lugar en la sociedad activa». «Madre, no permitas que el desánimo nos inmovilice; mantén nuestra esperanza en primera línea de combate. Ruégale al Padre que impida que tiremos la toalla. Recuérdale que una palabra suya, bastará para sanarnos», solicitó ante la imagen de la Virgen y en presencia del arzobispo, Ricardo Blázquez.
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Está bien que vaya habiendo políticos que reconozca públicamente la situación general de la sociedad y la exteriorice y pida por todos nosotros. Otra cosa es que ellos, se pongan de acuerdo y utilicen sin demora los medios a su alcance, para conseguir una mejoría urgente de la situación actual que va a la deriva.
O se dan prisa o es posible que volvamos a épocas que no sería bueno recordar.
A pesar de lo indicado, alabo la decisión de doña Mercedes Cantalapiedra, que conocí de muy niña, al igual que a su familia, y de los que tengo gratos recuerdos; aunque haya personas que por unas razones u otras no compartan lo expuesto.
Las tradiciones y las raíces de tus progenitores, se nota que calaron en tu formación y me alegro.
Desde el perdón por nuestras faltas, podemos conseguir por intercesión de la Santísima Virgen, llegar al Padre, el día que tengamos designado.
Gracias por tu alocución.
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Mercedes Cantalapiedra ruega a la Virgen contra el desempleo y el descrédito de los políticos
La concejala de Cultura pide la intercesión de la Madre en el Ofrecimiento de los Dolores de la Vera Cruz
30.03.13 - 22:12 -
J. A. | VALLADOLID
La actual crisis de valores, el rumbo incierto de la juventud, la familia como motor del amor, la igualdad entre mujeres y hombres, el descrédito político, la intolerancia y el desempleo. Estas fueron las siete «amarguras» que la concejala de Cultura, Mercedes Cantalapiedra, siente como «más espinosas y acuciantes» y que puso en el regazo de la Virgen en el tradicional acto del Ofrecimiento de los Dolores, que la Cofradía de la Vera Cruz celebró en la iglesia de Platerías. En un templo abarrotado de público, la primera teniente de alcalde, quien confesó ser una mujer de tradiciones, repasó temas pegados al terreno para que la Madre interceda y lleguen, de su mano, al Padre.
Su alocución se inició recordando la caída del Imperio Romano «porque no es difícil encontrar ciertos paralelismos y similitudes entre aquella y nuestra actual crisis de valores». Así, Cantalapiedra lamentó «la preponderancia del 'todo vale', de la ausencia de sentido del ridículo, de la bochornosa desaparición del pudor, de los efectos terribles del individualismo». « ¡Cómo nos duele constatar que la percepción de lo que es bueno y de lo que es malo hace aguas! Esta situación nos produce una profunda sensación de inseguridad y cierto vértigo», reconoció. La edil reclamó la ayuda de la Virgen porque «nuestra sociedad no puede continuar a la deriva en lo que respecta a los ideales de conducta y actitud que, aceptados por todos, deben estar en la base de todos los órdenes de la convivencia».
Cantalapiedra hizo un petición especial para la juventud, a la que ve «perdida y desorientada». «Los padres nos llevamos las manos a la cabeza al constatar en nuestros hijos actitudes pasotas, carentes de curiosidad, iniciativa y emoción, como si estuviesen ya de vuelta de todo», recalcó la edil para, a continuación, reconocer que «desde el mundo adulto estamos siendo un tanto irresponsables al transmitir a nuestros jóvenes una valoración derrotista de nuestro futuro inmediato». Por eso instó «a sembrar en los hijos confianza y no hastío; esperanza y no resignación». En este sentido, también reclamó auxilio para que los valores de la familia sean la base, «una familia integradora, diversa, acogedora y fuerte por los siglos de los siglos».
A la Madre le expuso también la necesidad de que la mujer ocupe el papel que le corresponde en la sociedad en igualdad real y efectiva con el hombre. «Es el momento de que las mujeres, mirándonos en ti, reafirmemos nuestra fe en nosotras mismas. El momento de que, sin grandes aspavientos ni histéricas alharacas reivindicativas, pasemos por la vida poniendo en valor la feminidad, con la fuerza de las obras y de los hechos. Con efectividad, trabajo y amor», recalcó.
La concejala también abordó un tema que le toca de cerca: «la crisis tanto real como de percepción por la que atraviesa la política española; soy parte implicada y quizás por eso me preocupa especialmente», dijo. «Llámanos a capítulo, azuza nuestras conciencias y espolea nuestro sentido de la responsabilidad. Pide a Dios que siempre tengamos presente que nuestro norte son los demás, de forma que seamos capaces de desempeñar nuestro cometido con honradez, honestidad, generosidad y entrega. Líbranos de personalismos y haznos renegar de la acechante vanidad», remachó.
Tras hacer el sexto ofrecimiento para que la tolerancia sea la seña de identidad de la sociedad, la edil concluyó su alocución con «el dolor que ocasiona la falta de trabajo, el desempleo, la frustración de las personas jóvenes y adultas que no encuentran su lugar en la sociedad activa». «Madre, no permitas que el desánimo nos inmovilice; mantén nuestra esperanza en primera línea de combate. Ruégale al Padre que impida que tiremos la toalla. Recuérdale que una palabra suya, bastará para sanarnos», solicitó ante la imagen de la Virgen y en presencia del arzobispo, Ricardo Blázquez.
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