Mi padre se llamaba Máximo González Portela y nació en Palacios de Campos hace 88 años, por desgracia para mi murió siendo aún bastante jóven. Cuando yo era niño me llevó a visitar su querido pueblo varias veces. Entonces residíamos en Madrid. En Palacios de Campos vivían mis abuelos Mariano y Pilar. Recuerdo que íbamos desde Madrid a Valladolid en un humeante tren que tardaba unas 5 horas en realizar el trayecto, después montabamos, (creo que en la plaza del corrillo de Valladolid), en un autocar bamboleante, cuyo techo iba repleto de bultos y maletas de lona y cartón.
Me vienen imágenes de un lugar árido, plano, con casas cuidadas, con unas habitaciones que en la oscuridad de la noche, unas inestables bombillas de poquísimos vatios, apenas podían iluminar aunque orgullosamente competían con candiles de aceite y velas. Recuerdo las eras doradas en las que en época de siega, me subían en un trillo de madera tirado, creo que por bueyes y toda la tarde dando y dando vueltas.
Las mujeres recorrían los caminos para lo que ellas llamaba "espigar", que no era otra cosa que recoger las espigas que caían de los carros y de los remolques de aquellos primitivos tractores.
Un afectuoso saludo a todos los habitantes de Palacios de Campos.
José Antonio González.
Me vienen imágenes de un lugar árido, plano, con casas cuidadas, con unas habitaciones que en la oscuridad de la noche, unas inestables bombillas de poquísimos vatios, apenas podían iluminar aunque orgullosamente competían con candiles de aceite y velas. Recuerdo las eras doradas en las que en época de siega, me subían en un trillo de madera tirado, creo que por bueyes y toda la tarde dando y dando vueltas.
Las mujeres recorrían los caminos para lo que ellas llamaba "espigar", que no era otra cosa que recoger las espigas que caían de los carros y de los remolques de aquellos primitivos tractores.
Un afectuoso saludo a todos los habitantes de Palacios de Campos.
José Antonio González.