Esta
foto me recuerda cuando en épocas no tan lejanas, esperando a la
procesión del Viernes
Santo y para aguantar el mucho frio que hacía, encendiamos alguna buena fogata para calentarnos mientras el predicador de turno daba el sermón.
Entonces no faltabamos a la cita ni los que estabamos en el
País Vasco, ni los de
Valladolid (que bien pasabamos el rato con los Pichurros y sus chascarrillos), y otros muchos además de los que vivian en el
pueblo.
¡Que recuerdos!
Saludos de Juanjo desde Ermua.