RECUERDOS DEL PASADO.
LA LLEGADA A PEDROSA DE “LA ARRADIO”
Cuando yo era bien pequeño…contadas eran las familias que en Pedrosa disponían de un aparato de radio, Philips, Marconi, ó Telefunke y quienes lo tenían, poseían una verdadera joya. En mi casa tardó bastante tiempo en llegar el aparatejo. El tener una radio en aquella época y el saber manejarla adecuadamente, era cosa muy complicada, tan complicado era, como el adaptarse, hoy día, a las nuevas tecnologías, a los ordenadores por las personas mayores entre las que me encuentro.
Cuando trajeron la radio a mi casa… la recibimos con una alegría inmensa y como es lógico, tuvo que venir el amigo Seberiano, creo recordar, a ponernos un enchufe en la pared, con aquel cable engomado, trenzado y forrado de tela, parece que le estoy viendo colocar primero aquella “galleta” redonda de madera clavada a la pared y después atornillaba el enchufe de “china”.
Cuando Seberiano dijo que aquello ya funcionaba, enchufó el flamante aparato de radio y yo, que me fijaba en todo, me di cuenta que primero metió la clavija de la radio en el “Voltímetro” y después, cogiendo el enchufe de este aparato, lo metió en el que habia en la pared… y nos explicó que era muy importante el “voltímetro” porque este regulaba la corriente que entraba en el receptor y si la aguja del indicador estaba en el centro es que todo iba bien.
Creíamos que ya empezaríamos a oír cantar a Antonio Molina, a Juanita Reina, a Pepe Blanco, a la Niña de La Puebla…. pero nos decepcionó, porque sólo se oía un ruido…. ¡uuuiiiiiuuuu….. uuuuuiiiiiiuuuuu!. Siberiano dijo… es que no coge las “ondas sonoras” y hay que poner una antena en el tejado conectada a una toma de tierra, así que mi padre le dijo…. ¡tu eres el que mandas…. Yo el que pagaré.
Nuestro radio Philips, se convirtió en uno más de la casa y todos nos abreviamos a ponerlo y quitarlo de forma normal… pero cuando se averiaba era un problema hasta que venía aquel señor de Toro con su maletín, que a mi me encantaba contemplar cuando le quitaba la “carcasa” de detrás y cambiaba aquellas lámparas requemadas que causaban el que durante días no escuchásemos “los discos dedicados”, “ El Ángelus”, “Los Partes”,” los anuncios publicitarios” y las “Novelas”.
Recuerdo aquellas novelas como “Ama Rosa” y “ Yo Amo a un Canalla” y los partes de Radio Nacional y los partidos de futbol radiados por Matías Prat y Enrique Mariñas
Como no leíamos el periódico, El Norte de Castilla y el Diario Libertad, llegaba un día después, la radio era nuestra principal fuente de información Y los anuncios….. ¿Quien no se acuerda… de la canción de aquel anuncio de Norit del Borreguito… ó aquella otra de yo soy aquel negrito del África Tropical….. que cultivando cantaba la canción del colacao…. Ó aquella otra de.. Okal…Okal.. es un producto superior….. y cuando alguien se casaba, era su santo ó cumpleaños, se ponían discos dedicados en Radio Valladolid o Radio Popular de Zamora y aquello era un poco complicado, porque habiá que ir a Valladolid o a Zamora a apuntarte el dia y hora y se pagaba por dedicatoria.
Cuando apareció la televisión y los radios-transistores, muchos de estos aparatos quedaron relegados durante tiempo en el olvido y cuando se averiaban ya ni se reparaban.
Gerardo A.
LA LLEGADA A PEDROSA DE “LA ARRADIO”
Cuando yo era bien pequeño…contadas eran las familias que en Pedrosa disponían de un aparato de radio, Philips, Marconi, ó Telefunke y quienes lo tenían, poseían una verdadera joya. En mi casa tardó bastante tiempo en llegar el aparatejo. El tener una radio en aquella época y el saber manejarla adecuadamente, era cosa muy complicada, tan complicado era, como el adaptarse, hoy día, a las nuevas tecnologías, a los ordenadores por las personas mayores entre las que me encuentro.
Cuando trajeron la radio a mi casa… la recibimos con una alegría inmensa y como es lógico, tuvo que venir el amigo Seberiano, creo recordar, a ponernos un enchufe en la pared, con aquel cable engomado, trenzado y forrado de tela, parece que le estoy viendo colocar primero aquella “galleta” redonda de madera clavada a la pared y después atornillaba el enchufe de “china”.
Cuando Seberiano dijo que aquello ya funcionaba, enchufó el flamante aparato de radio y yo, que me fijaba en todo, me di cuenta que primero metió la clavija de la radio en el “Voltímetro” y después, cogiendo el enchufe de este aparato, lo metió en el que habia en la pared… y nos explicó que era muy importante el “voltímetro” porque este regulaba la corriente que entraba en el receptor y si la aguja del indicador estaba en el centro es que todo iba bien.
Creíamos que ya empezaríamos a oír cantar a Antonio Molina, a Juanita Reina, a Pepe Blanco, a la Niña de La Puebla…. pero nos decepcionó, porque sólo se oía un ruido…. ¡uuuiiiiiuuuu….. uuuuuiiiiiiuuuuu!. Siberiano dijo… es que no coge las “ondas sonoras” y hay que poner una antena en el tejado conectada a una toma de tierra, así que mi padre le dijo…. ¡tu eres el que mandas…. Yo el que pagaré.
Nuestro radio Philips, se convirtió en uno más de la casa y todos nos abreviamos a ponerlo y quitarlo de forma normal… pero cuando se averiaba era un problema hasta que venía aquel señor de Toro con su maletín, que a mi me encantaba contemplar cuando le quitaba la “carcasa” de detrás y cambiaba aquellas lámparas requemadas que causaban el que durante días no escuchásemos “los discos dedicados”, “ El Ángelus”, “Los Partes”,” los anuncios publicitarios” y las “Novelas”.
Recuerdo aquellas novelas como “Ama Rosa” y “ Yo Amo a un Canalla” y los partes de Radio Nacional y los partidos de futbol radiados por Matías Prat y Enrique Mariñas
Como no leíamos el periódico, El Norte de Castilla y el Diario Libertad, llegaba un día después, la radio era nuestra principal fuente de información Y los anuncios….. ¿Quien no se acuerda… de la canción de aquel anuncio de Norit del Borreguito… ó aquella otra de yo soy aquel negrito del África Tropical….. que cultivando cantaba la canción del colacao…. Ó aquella otra de.. Okal…Okal.. es un producto superior….. y cuando alguien se casaba, era su santo ó cumpleaños, se ponían discos dedicados en Radio Valladolid o Radio Popular de Zamora y aquello era un poco complicado, porque habiá que ir a Valladolid o a Zamora a apuntarte el dia y hora y se pagaba por dedicatoria.
Cuando apareció la televisión y los radios-transistores, muchos de estos aparatos quedaron relegados durante tiempo en el olvido y cuando se averiaban ya ni se reparaban.
Gerardo A.