No es mi
pueblo Pesquera, no, pero me siento tan de Pesquera como mi marido. El ha sabido enseñarnos tanto a mí como a nuestros hijos el amor por este pueblo.
Guardo recuerdos muy agradables de allí...los
paseos por la mañana temprano viendo las viñas, sus gentes siempre prestas a conversar, sus
fiestas, su olor... Y como no... La quietud y la paz que he podido respirar en el cotarro de las
bodegas.
Recuerdo a Crescenciano en su taller con su dulzaina, sus partituras y su amor por la
música...
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