Una robusta torre cuadrada que sobresale de entre el caserio atrae misteriosamente al viajero amante del arte y de los recuerdos históricos. Entre , pues, el curioso viajero por las solitarias calles de Portillo tan estrechas como exigía toda villa amurallada; atraviese alguna irregular plazuela, antiguo solar de iglesia o palacio destruidos; observe como las fachadas del caserío mustran con frecuencia viejos escudos de piedra; adornados huecos, aleros muy salientes, ventanas de escasa luz y fuertes...