Otros sobrevivieron peor: en desvanes, hoyos, sótanos, despensas, pocilgas. Eulogio de Vega, alcalde de Rueda (Valladolid), se escondió 40 días en un maizal y finalmente se instaló en su casa. Juan Jiménez Sánchez, El Cazallero, el último maquis de la sierra malagueña, acabó ocultándose en el hueco de un poyete en la casa de su novia. "Cuando un hombre está escondido y lo vigilan, siente miedo", reconocía a este periódico en 1977, "los escondidos estábamos pendientes de la debilidad que pudiera tener la persona que nos ocultaba. A mí me salvó mi novia, a la que un capitán ofreció un millón de pesetas y ponerla en cualquier país del mundo si me vendía".
Manuel Cortés, alcalde socialista de Mijas en 1936, pasó 18 años, en zapatillas, sin salir de su cuarto. Su experiencia, relatada por Ronald Fraser en el libro Escondido (In Hiding) en 1972, impresionó al dramaturgo Arthur Miller, que escribió en The New York Times: "En la montaña de libros sobre la guerra no puede haber otro tan breve pero tan completo, tan desnudo pero tan sutil, tan conmovedoramente humano como este". Casi 40 años después de su publicación, In Hiding se ha reeditado de nuevo este otoño en Reino Unido.
Manuel Cortés, alcalde socialista de Mijas en 1936, pasó 18 años, en zapatillas, sin salir de su cuarto. Su experiencia, relatada por Ronald Fraser en el libro Escondido (In Hiding) en 1972, impresionó al dramaturgo Arthur Miller, que escribió en The New York Times: "En la montaña de libros sobre la guerra no puede haber otro tan breve pero tan completo, tan desnudo pero tan sutil, tan conmovedoramente humano como este". Casi 40 años después de su publicación, In Hiding se ha reeditado de nuevo este otoño en Reino Unido.