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RUEDA: UNA AFICIÓN A TOMAR CHOCOLATE DONDE Y COMO FUERA...

UNA AFICIÓN A TOMAR CHOCOLATE DONDE Y COMO FUERA
Aquel hombre ya mayor, se había pasado la mayor parte de su vida, probando el chocolate, de todos los lugares donde había estado. Desde niño se acostumbro, a comer chocolate crudo, de la marca de Juan Ruiz, de Rueda Valladolid. Siendo un joven emigrante, probo distintos chocolates, casi todos le gustaban, unos más que otros, además comía chocolate hecho, en diferentes lugares de España. en el servicio militar, a la hora de cenar, algunos días tan solo comía, el chocolate que en su infancia, tantos ratos buenos le había hecho pasar. En Madrid conocía, de estar allí varias veces, la chocolatería de San Ginés, donde más de una vez, estuvo merendando, Las chocolaterías de Valor. De la calle Conde Peñalver, y la del Postigo de San Martín. Además de la que más veces visito en su vida, que era la de Los Pinchitos, en la calle de Esparteros, en Madrid, otras cafeterías chocolaterías, como Rubí, sin olvidarse de donde mejor tomo chocolate, en toda su vida, que era la chocolatería, Valor, de la calle Concepción, en Torrevieja, donde sus churros valencianos, que parecían medio porras, te dejaban entusiasmado, incluso ni la chocolatería, de la misma marca en Alicante ciudad, en La Explanada, la podía hacer competencia. Benidorm, también tenía sus chocolaterías, algunas del Centro de la ciudad bastantes buenas, pero sín llegar a superar nunca la de Torrevieja. En Villajoyosa, ciudad chocolatera, con sus dos museos, del buen chocolate, uno el de Valor, y el otro El Clavileño, no podían superar a la chocolatería de Torrevieja, Cierta tarde en Alcocebre, o Alcoceber, al lado de Peñiscola, tomo un chocolate muy bueno, pero sin saber la marca, solo el nombre del local pegando al puerto de dicha localidad. En Madrid hace un año, quisieron a San Ginés hacerle una broma un poco pesada, en el Mercado antiguo de La Prosperidad, colocaron una chocolatería con su nombre, el chocolate no era malo, pero sus churros y porras, dejaban mucho que desear. Existen en Madrid, en la zona del Centro de la ciudad, varias chocolaterías, que intentan ganar posiciones, a las más conocidas, pero es difícil el superar su nombre y su calidad. En Galicia existen locales, que te pueden dar buen chocolate, pero sin saber que marca ni de donde procede su cacao. En Soria ciudad, en la calle principal, El Collado, tomo chocolate, pero se notaba la falta de seriedad con los churros fríos y mal preparados. Este hombre tuvo la oportunidad, de tomar chocolate, en algún “Desguace”, sobre todo al jubilarse, y más que chocolate, le pareció una mezcla de chocolate y vainilla, o Colacao. El chocolate de Juan Ruiz, tomado en la tierra castellana, con pastas de dicho contorno, era una deliciosa oportunidad, para sentir su cerebro, el mismo placer que sentía cuando de niño lo merendaba, en sus vacaciones de agosto, le apetecía sentir los mismos gustos y placeres, que de niño y joven tuvo. No pensaba cuando pisaba su tierra, en el chocolate de Bélgica, ni en el de Suiza, ni soñaba con volver a pisar Asturias, para volver a tomar tan dicho menú. Hay placeres en la vida, que no se pueden lograr, muchas veces lejos de la tierra donde uno nació. Y dicen que hay un refrán que corre por los campos de la cuna del vino Verdejo, que dice así. Nunca podre ser feliz sí me falta el chocolate de la marca de Juan Ruiz, de Rueda, Valladolid.
G X Cantalapiedra.