Historia:
Allá por el año 1.895 ó 96. En momento de arreglar las viñas digamos marzo-abril, dos trabajadores coincidieron en el camino de Villalar, hoy carretera Villaester.
Al llegar la hora de comer al abrigo de algún matojo dieron cuenta de las viandas de sus talegas, acabado aquél menú decidieron jugar una partida a las chapas. Aquella partida hizo que uno de los dos contrincantes de aquella singular partida ganara, así pues, su compañero que era mudo perdió, parece que aquella derrota económica fue mal aceptada por el perdedor y decidió matar y semienterrar al ganador, supuestamente sería para resarcir su pérdida económica.
El mudo cumplió su pena en un penal de Mahón.
Como quiera que la historia suele sentarse sobre motivos reales, hoy perdura el nombre en un pago de nuestro término de San Román, incluso un blanco de aquí también lleva el nombre de "Barco el mudo".
Laureano Herrero.
Allá por el año 1.895 ó 96. En momento de arreglar las viñas digamos marzo-abril, dos trabajadores coincidieron en el camino de Villalar, hoy carretera Villaester.
Al llegar la hora de comer al abrigo de algún matojo dieron cuenta de las viandas de sus talegas, acabado aquél menú decidieron jugar una partida a las chapas. Aquella partida hizo que uno de los dos contrincantes de aquella singular partida ganara, así pues, su compañero que era mudo perdió, parece que aquella derrota económica fue mal aceptada por el perdedor y decidió matar y semienterrar al ganador, supuestamente sería para resarcir su pérdida económica.
El mudo cumplió su pena en un penal de Mahón.
Como quiera que la historia suele sentarse sobre motivos reales, hoy perdura el nombre en un pago de nuestro término de San Román, incluso un blanco de aquí también lleva el nombre de "Barco el mudo".
Laureano Herrero.