El día 3 de noviembre 2.014, a primera hora de la mañana me llevaron en camilla en el hospital clínico universitario de Valladolid a la antesala de espera de donde después pasas a quirófano.
En aquel espacio estábamos cuatro o seis camillas, pasado un rato llegó otra camilla, escuché que el celador advertía al enfermo que dejaban acostado en la camilla, yo me voy, después vendrán otros compañeros que le meterán a quirófano. Contestó el enfermo; vale, entendido. Conocí aquella voz, y dije: Hay que madrugar más Fernando (era Fernando Rodriguez, hermano de Juan Antonio) Se incorporó un poquillo en su camilla, se orientó y me conoció ¿Pero qué haces tu aquí? Cambiamos impresiones de lo que nos había llevado a ambos al mismo destino, pasado un rato, unas enfermeras de quirófano salieron a por él "oiga señorita, por favor lléveme por aquel lado que quiero chocar la pala con aquel de mi pueblo". Levanta la mano Laureano, me ordenó, coloqué la palma en sentido vertical chocó palma con palma diciendo no del todo bajo "Los que van a morir se saludan". Una enfermera preguntó ¿De donde sois? de San Román. Anda, allí estuve en las bodegas el año pasado con Gonzalo Rebolleda. Pues el próximo año tenemos que vernos todos allí. Se deshizo la media algarabía que habíamos armado, y nos llevaron a cumplir la misión predestinada. Por cierto, a los dos el tema nos resultó bien.
Un saludo para los entrantes y muy especial para Fernando.
Laureano Herrero
En aquel espacio estábamos cuatro o seis camillas, pasado un rato llegó otra camilla, escuché que el celador advertía al enfermo que dejaban acostado en la camilla, yo me voy, después vendrán otros compañeros que le meterán a quirófano. Contestó el enfermo; vale, entendido. Conocí aquella voz, y dije: Hay que madrugar más Fernando (era Fernando Rodriguez, hermano de Juan Antonio) Se incorporó un poquillo en su camilla, se orientó y me conoció ¿Pero qué haces tu aquí? Cambiamos impresiones de lo que nos había llevado a ambos al mismo destino, pasado un rato, unas enfermeras de quirófano salieron a por él "oiga señorita, por favor lléveme por aquel lado que quiero chocar la pala con aquel de mi pueblo". Levanta la mano Laureano, me ordenó, coloqué la palma en sentido vertical chocó palma con palma diciendo no del todo bajo "Los que van a morir se saludan". Una enfermera preguntó ¿De donde sois? de San Román. Anda, allí estuve en las bodegas el año pasado con Gonzalo Rebolleda. Pues el próximo año tenemos que vernos todos allí. Se deshizo la media algarabía que habíamos armado, y nos llevaron a cumplir la misión predestinada. Por cierto, a los dos el tema nos resultó bien.
Un saludo para los entrantes y muy especial para Fernando.
Laureano Herrero