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El llanto de todo un pueblo, SANTA EUFEMIA DEL ARROYO

La vida va pasando,
las cosas van pasando...
y algunas van dejando
vacíos en el alma
que ya nunca se podrán llenar.
Todo vuelve a sus cauces poco a poco
y, si embargo, ya
nada es, ni será, igual,
porque nos falta algo
que nos hace más difícil el camino:
el tener que caminar sin vosotros.
Siempre anduvimos unidos
siguiendo la misma senda
y, aunque vosotros ya la hayáis abandonado,
las huellas que hemos ido dejando juntos
nunca se van a borrar...
siempre estarán ahí como testigos
de nuestro peregrinaje hacia delante...
siempre hacia delante...
Con estas pocas palabras
no soy capaz de expresar todo lo que estoy sintiendo,
sólo puedo decir que un día
vuestra vida quedó sobre el asfalto
y nosotros dejamos allí un trocito de la nuestra...
y que ahora os echamos de menos,
¡Dios, cómo os echamos de menos...!
El 19 de septiembre de 1997
para el resto del mundo
ellos sólo fueron tres jóvenes más
en las estadísticas de accidentes de tráfico.
Para nosotros fue un adiós
que se llevó un poco de cada uno...