LA DISTANCIA NO ES EL OLVIDO AUNQUE…
Comentan que un hombre ya mayor, quizá con cerca de ochenta años, estando viudo se le venía a la memoria diariamente una medio novia que tuvo en su tierra, y sabiendo que esa mujer estaba viuda, intento contactar con ella, más el destino se lo puso difícil, y tan solo consiguió su teléfono móvil, haciendo una llamada de esas que a veces parecen inoportunas, pero que pueden cambiar la vida a cualquier persona, intento convencer a dicha mujer, ella se veía mayor para nuevos amoríos, y le dijo claramente que no, que estaba aquel amor olvidado, y que lo que precisaba era tranquilidad para olvidar a su esposo muerto hacia menos de medio año, El hombre que había vivido lejos de su tierra, esperaba solventar su problema de soledad, e intento de nuevo acercarse a dicha mujer, en la fiesta de su localidad. Al hombre aquel le temblaban las piernas, su garganta se quedaba seca, y su memoria podía confundir hechos de hacía muchos años, La mujer todavía tenía sus facultades perfectas, y hablando con aquel pretendiente, llegaron al acuerdo de verse más días para poder estar seguros de lo que podrían hacer, el hombre aquel caminaba como casi un sonámbulo, quería que no se le olvidara su pasado, donde llegó a ser feliz, recordar aquella mujer siendo joven y guapa, y no trazar falsas esperanzas, todo fue pasando sin prisa, se pasearon como cuando eran jovenes por las calles de su pueblo, y el hombre llegó en su soledad a llorar, No podía dar esa estabilidad que la mujer soñaba, sus medios económicos eran buenos, pero su memoria iba fallando más cada día, y esa maldita enfermedad de las personas mayores, que les dejan sin iniciativas ni proyectos, se le notaba día a día, la mujer veía en el hombre aquel sus buenas intenciones, pero su memoria confundía fechas y nombres, y termino dándose cuenta que la distancia y el olvido, aunque no vayan juntas caminan paralelas, el hombre terminó su vida en una residencia de su tierra, la mujer siguió viviendo con sus hijos, sin olvidar aquel hombre que intento vivir su jubilación de mayor con ella, pero su memoria le fallaba más cada momento, a este hombre se le olvido su propio nombre, llegando a no saber nada de su pasada vida, sin hijos y sin apenas familiares, se marchó de esta vida, sin que nadie le echara en falta, G X Cantalapiedra.
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