El pasado sábado por casualidad recalé en Tordesillas, iba de paso y entré a echar un refresco con mi hijo que me acompañaba. Vi una ciudad muy bonita, una plaza mayor, hay quien diga que se parece a otras, pero su magnitud y belleza, para mi es inigualable, quedé encantado. Me trasladé a la oficina de turismo, donde adquirí unos libros sobre Tordesillas y la comarca. Como siempre ocurre cuando hay actos populares, las necesarias obras hacen un poco intrasitable la calle por donde accedí a la plaza, ... (ver texto completo)