ENTRE LAS BRISAS DEL DUERO
Suena el viento con firmeza
a las orillas del Duero,
sus brisas dejan pereza
con un frío pendenciero.
Las nieblas de las mañanas
ponen blancos los caminos,
y nunca pueden ser sanas
aunque tengan hielos finos.
Brisas que marcan las horas
en sus álamos altivos,
las nieblas a veces lloran
sin comentar sus motivos.
El Duero va contemplando
esos pinos altaneros,
que a su lado están brillando
cuando se ven aguaceros.
Brisas que vienen del norte
rompiendo mucho silencio,
que a veces son el resorte
de al frío hacerle desprecio.
Corren las aguas sin prisa
con sonido a romancero,
mientras sentimos la brisa
de algún grado bajo cero.
Voy caminando tranquilo
entre sus muchos senderos,
viendo una luz que perfilo
entre pinos piñoneros.
Nieblas que vienen bajando
por la Ribera del Duero,
el cielo le van tapando
con una fuerza de acero.
Brisas que dejan sus huellas
en estas tierras amadas,
donde brillan las estrellas
en las frías madrugadas.
G X Cantalapiedra.
Suena el viento con firmeza
a las orillas del Duero,
sus brisas dejan pereza
con un frío pendenciero.
Las nieblas de las mañanas
ponen blancos los caminos,
y nunca pueden ser sanas
aunque tengan hielos finos.
Brisas que marcan las horas
en sus álamos altivos,
las nieblas a veces lloran
sin comentar sus motivos.
El Duero va contemplando
esos pinos altaneros,
que a su lado están brillando
cuando se ven aguaceros.
Brisas que vienen del norte
rompiendo mucho silencio,
que a veces son el resorte
de al frío hacerle desprecio.
Corren las aguas sin prisa
con sonido a romancero,
mientras sentimos la brisa
de algún grado bajo cero.
Voy caminando tranquilo
entre sus muchos senderos,
viendo una luz que perfilo
entre pinos piñoneros.
Nieblas que vienen bajando
por la Ribera del Duero,
el cielo le van tapando
con una fuerza de acero.
Brisas que dejan sus huellas
en estas tierras amadas,
donde brillan las estrellas
en las frías madrugadas.
G X Cantalapiedra.