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TORDESILLAS MIRANDO AL DUERO
Hay tardes en Tordesillas
que vives mirando al Duero,
y notas mil maravillas
en su contorno de esmero.
Este balcón junto al Duero
con sus verjas y pasiones,
cuando se escucha un te quiero
puedes vibrar de emociones.
Tordesillas mira al Duero
con ese Puente Romano,
en su viejo romancero
se despierta el castellano.
Palabras que van volando
entre pinos piñoneros,
hombres que siguen pensando
que se sienten caballeros.
Tordesillas da lecciones
que siguen mirando al Duero,
la Vega siembra emociones
con cariño verdadero.
Las raíces de esta tierra
son fuertes como la encina,
y en Tordesillas se encierra
el amor por su colina.
Puedes bajar hasta el Duero
para sentir su corriente,
el río no es altanero
aunque siempre tiene ambiente.
Cuando la niebla aparece
en la Ribera del Río,
El Duero no se estremece
ni padece escalofrío.
Tordesillas va sintiendo
sus sonidos en la noche,
y El Duero vive pidiendo
que nadie le haga reproche.
G X Cantalapiedra.
Hay tardes en Tordesillas
que vives mirando al Duero,
y notas mil maravillas
en su contorno de esmero.
Este balcón junto al Duero
con sus verjas y pasiones,
cuando se escucha un te quiero
puedes vibrar de emociones.
Tordesillas mira al Duero
con ese Puente Romano,
en su viejo romancero
se despierta el castellano.
Palabras que van volando
entre pinos piñoneros,
hombres que siguen pensando
que se sienten caballeros.
Tordesillas da lecciones
que siguen mirando al Duero,
la Vega siembra emociones
con cariño verdadero.
Las raíces de esta tierra
son fuertes como la encina,
y en Tordesillas se encierra
el amor por su colina.
Puedes bajar hasta el Duero
para sentir su corriente,
el río no es altanero
aunque siempre tiene ambiente.
Cuando la niebla aparece
en la Ribera del Río,
El Duero no se estremece
ni padece escalofrío.
Tordesillas va sintiendo
sus sonidos en la noche,
y El Duero vive pidiendo
que nadie le haga reproche.
G X Cantalapiedra.