ESTA NOCHE CUARTO MILENIO POR TORDESILLAS
Aquellos tibios momentos que dejaron sus señales,
fueron signos de lamentos entre brisas anormales.
Eran años muy tranquilos donde brillaron fantasmas,
ovnis que tuvieron filos dejando señas profanas.
Han pasado ciertos años, se hicieron leyendas vanas,
algunos hombres dañados tuvieron señas no sanas.
Se contaron mil historias de tierras tordesillanas,
quedaron en las memorias muchas preguntas ufanas.
Fogonazos en la tarde desde una cabina rara,
el pecho viendo que le arde y su dolor se dispara.
Hospitales de regreso sobre su piel tan quemada,
siempre pensando en el peso de aquella tarde nublada.
Volaron por Tordesillas dejando su encrucijada,
visiones sin maravillas sobre una tierra labrada.
Cuando el destino nos marca en lugares imposibles,
la mente se desembarca en ver cosas invisibles.
La zona de Tordesillas tuvo momentos ingratos,
eran gentes muy sencillas que sufrieron malos ratos.
Iker Jiménez lo cuenta con sus buenos comentarios,
mientras la peste nos resta conoceremos calvarios.
Esos llanos de Castilla con sus grandes soledades,
donde su gente sencilla conoce y vive verdades.
No vale mirar al cielo cuando la tarde se marcha,
a veces ves el consuelo de alguna luz que te engancha.
Veremos los comentarios de las gentes entendidas,
y temeremos calvarios entre luces encendidas.
Los misterios siguen vivos en campos tordesillanos,
alguien les puso adjetivos, aunque sufrieron humanos.
G X Cantalapiedra.
17 – 5 - 2020.
Aquellos tibios momentos que dejaron sus señales,
fueron signos de lamentos entre brisas anormales.
Eran años muy tranquilos donde brillaron fantasmas,
ovnis que tuvieron filos dejando señas profanas.
Han pasado ciertos años, se hicieron leyendas vanas,
algunos hombres dañados tuvieron señas no sanas.
Se contaron mil historias de tierras tordesillanas,
quedaron en las memorias muchas preguntas ufanas.
Fogonazos en la tarde desde una cabina rara,
el pecho viendo que le arde y su dolor se dispara.
Hospitales de regreso sobre su piel tan quemada,
siempre pensando en el peso de aquella tarde nublada.
Volaron por Tordesillas dejando su encrucijada,
visiones sin maravillas sobre una tierra labrada.
Cuando el destino nos marca en lugares imposibles,
la mente se desembarca en ver cosas invisibles.
La zona de Tordesillas tuvo momentos ingratos,
eran gentes muy sencillas que sufrieron malos ratos.
Iker Jiménez lo cuenta con sus buenos comentarios,
mientras la peste nos resta conoceremos calvarios.
Esos llanos de Castilla con sus grandes soledades,
donde su gente sencilla conoce y vive verdades.
No vale mirar al cielo cuando la tarde se marcha,
a veces ves el consuelo de alguna luz que te engancha.
Veremos los comentarios de las gentes entendidas,
y temeremos calvarios entre luces encendidas.
Los misterios siguen vivos en campos tordesillanos,
alguien les puso adjetivos, aunque sufrieron humanos.
G X Cantalapiedra.
17 – 5 - 2020.