LA PEÑA QUE GRAN ILUSIÓN
Fueron tiempos de leyendas, entre brisas de ilusión, fueron caminos y sendas donde reino la pasión. Prepara el carro y las mulas que nos vamos de excursión, hoy viviremos las rutas sin conocer la exclusión. En la Ermita de La Peña sin saber de religión, aquella fiesta fue dueña con fiebre de devoción. Desde niño me enseñaron que la fiesta es tradición, y a la Peña me llevaron sin ponerme condición. Bajar a mirar al Duero en La Casa del Pescador, y ver el Molino austero que fue la eterna invasión. El Duero supo de sueños, en tan grande tradición, fueron momentos risueños completos con la emoción. Pisar La Peña que gran fortuna, era un camino de la evasión, los más antiguos hablan del signo que les dejaba tanta impresión. La Carretera de Tordesillas entre canciones cuanta ilusión, viendo las gentes que maravillas que nos cantaban cierta canción. Pasan los años hoy muy deprisa, se ven los tiempos sin reflexión, ves que este Duero lleva su brisa que nunca quiso desilusión. Esta pandemia nadie la oculta, en sus misterios ves su traición, a muchas gentes siempre disgusta viendo sus daños con maldición. La Peña viene con sus virtudes, a ser camino de comprensión, ya poco importa las latitudes si en esta tierra ves su invasión. Deja que siga brillando el Duero, con sus caricias de sumisión, en este ambiente brilla un te quiero que hace más bella la comprensión. Esta pandemia se ira marchando entre lamentos de su invasión, y allí La Peña sigue brillando y es que la fiesta tiene emoción. En Tordesillas están pensando si los caminos dan sensación, las tradiciones viven marcando muchas veredas de esta nación. Hoy Tordesillas no quiere penas, ni sueña vientos de exclamación, las tradiciones no son cadenas aunque conllevan su religión. G X Cantalapiedra. 8 - 9 – 2020.
Fueron tiempos de leyendas, entre brisas de ilusión, fueron caminos y sendas donde reino la pasión. Prepara el carro y las mulas que nos vamos de excursión, hoy viviremos las rutas sin conocer la exclusión. En la Ermita de La Peña sin saber de religión, aquella fiesta fue dueña con fiebre de devoción. Desde niño me enseñaron que la fiesta es tradición, y a la Peña me llevaron sin ponerme condición. Bajar a mirar al Duero en La Casa del Pescador, y ver el Molino austero que fue la eterna invasión. El Duero supo de sueños, en tan grande tradición, fueron momentos risueños completos con la emoción. Pisar La Peña que gran fortuna, era un camino de la evasión, los más antiguos hablan del signo que les dejaba tanta impresión. La Carretera de Tordesillas entre canciones cuanta ilusión, viendo las gentes que maravillas que nos cantaban cierta canción. Pasan los años hoy muy deprisa, se ven los tiempos sin reflexión, ves que este Duero lleva su brisa que nunca quiso desilusión. Esta pandemia nadie la oculta, en sus misterios ves su traición, a muchas gentes siempre disgusta viendo sus daños con maldición. La Peña viene con sus virtudes, a ser camino de comprensión, ya poco importa las latitudes si en esta tierra ves su invasión. Deja que siga brillando el Duero, con sus caricias de sumisión, en este ambiente brilla un te quiero que hace más bella la comprensión. Esta pandemia se ira marchando entre lamentos de su invasión, y allí La Peña sigue brillando y es que la fiesta tiene emoción. En Tordesillas están pensando si los caminos dan sensación, las tradiciones viven marcando muchas veredas de esta nación. Hoy Tordesillas no quiere penas, ni sueña vientos de exclamación, las tradiciones no son cadenas aunque conllevan su religión. G X Cantalapiedra. 8 - 9 – 2020.