NO HAY MULAS NI CARROS
En La Ribera del Duero
entre sombras del pasado,
hoy renace el ROMANCERO
con su signo recordado.
Hubo tiempos de muleros
con sus mulas y sus carros,
entre artistas albarderos
que conocieron los barros.
Trillos dentro de las eras,
cuantas horas de trillado,
en tiempo de primaveras
era un mundo muy soñado.
El Duero marchaba erguido
por su Puente caminando,
Tordesillas de seguido
tuvo su rumbo encantado.
Ni las mulas y muleros
con los burros recordados,
no quisieron ser primeros
de abandonar sus sembrados.
Vinieron muchos tractores
sobre los campos labrados,
y dejaron sus labores
las mulas en los cercados.
Aquellas largas besanas
que hablaban del ser humano,
hicieron bellas mañanas
con el arado romano.
Muchos sueños se han perdido
y no serán recordados,
el olvido ha permitido
dejar nombres marginados.
Los campos de Tordesillas
tuvieron mulas y arados,
y trazaron maravillas
en muchos de sus sembrados.
G X Cantalapiedra.
En La Ribera del Duero
entre sombras del pasado,
hoy renace el ROMANCERO
con su signo recordado.
Hubo tiempos de muleros
con sus mulas y sus carros,
entre artistas albarderos
que conocieron los barros.
Trillos dentro de las eras,
cuantas horas de trillado,
en tiempo de primaveras
era un mundo muy soñado.
El Duero marchaba erguido
por su Puente caminando,
Tordesillas de seguido
tuvo su rumbo encantado.
Ni las mulas y muleros
con los burros recordados,
no quisieron ser primeros
de abandonar sus sembrados.
Vinieron muchos tractores
sobre los campos labrados,
y dejaron sus labores
las mulas en los cercados.
Aquellas largas besanas
que hablaban del ser humano,
hicieron bellas mañanas
con el arado romano.
Muchos sueños se han perdido
y no serán recordados,
el olvido ha permitido
dejar nombres marginados.
Los campos de Tordesillas
tuvieron mulas y arados,
y trazaron maravillas
en muchos de sus sembrados.
G X Cantalapiedra.