TORDESILLAS Y SU DUERO
Las historias no se mueren cuando marchan por el mundo, muchas parece que quieren no ver su camino absurdo. Tordesillas junto al Duero para sentir sus clamores, en tiempo tan pendenciero son muy raros los candores. Estas jornadas de invierno con la corriente crecida, nos parece el sueño eterno de está Vega tan querida. Tordesillas de blasones entre sendas elegidas, donde muchos corazones ven pasiones encendidas. Estas tierras castellanas cargadas de tradiciones, no quisieron rutas vanas ni buscar complicaciones. Cuando el Duero se percibe con sus aguas por La Vega, algún vecino lo escribe y su recuerdo se pliega. En las tardes invernales con los fríos congelados, se ven pasiones normales sobre campos escarchados. Los álamos junto al Duero sufren su niebla heladora, aunque brille el ROMANCERO sin saber lo que se implora. Tardes de largas miradas que se pierden por La Vega, muchas gentes encantadas dicen que el aire no pliega. Los balcones van mirando sobre las aguas del Río, Tordesillas ve clamando suspiros de escalofrío. Cuando las noches se alargan en los meses otoñales, las esperanzas se embargan en sus horas naturales. El Duero marcha clamando bajo su Puente Romano, el viento viene llegando con un frío castellano. Estas tristes realidades que conoce Tordesillas, son las perfectas verdades que nos dejan maravillas. El Duero marcha clamando por entre bellos pinares, la brisa viene dejando un eco de sus cantares. Campos que vienen sufriendo lo mucho de sus pesares, la noche sigue fingiendo dando paz en sus hogares. G X Cantalapiedra.
Las historias no se mueren cuando marchan por el mundo, muchas parece que quieren no ver su camino absurdo. Tordesillas junto al Duero para sentir sus clamores, en tiempo tan pendenciero son muy raros los candores. Estas jornadas de invierno con la corriente crecida, nos parece el sueño eterno de está Vega tan querida. Tordesillas de blasones entre sendas elegidas, donde muchos corazones ven pasiones encendidas. Estas tierras castellanas cargadas de tradiciones, no quisieron rutas vanas ni buscar complicaciones. Cuando el Duero se percibe con sus aguas por La Vega, algún vecino lo escribe y su recuerdo se pliega. En las tardes invernales con los fríos congelados, se ven pasiones normales sobre campos escarchados. Los álamos junto al Duero sufren su niebla heladora, aunque brille el ROMANCERO sin saber lo que se implora. Tardes de largas miradas que se pierden por La Vega, muchas gentes encantadas dicen que el aire no pliega. Los balcones van mirando sobre las aguas del Río, Tordesillas ve clamando suspiros de escalofrío. Cuando las noches se alargan en los meses otoñales, las esperanzas se embargan en sus horas naturales. El Duero marcha clamando bajo su Puente Romano, el viento viene llegando con un frío castellano. Estas tristes realidades que conoce Tordesillas, son las perfectas verdades que nos dejan maravillas. El Duero marcha clamando por entre bellos pinares, la brisa viene dejando un eco de sus cantares. Campos que vienen sufriendo lo mucho de sus pesares, la noche sigue fingiendo dando paz en sus hogares. G X Cantalapiedra.