LOS LABERINTOS DE LOS PINARES DEL DUERO
Como grandes laberintos que las nieblas los promueven, existen ciertos recintos que hasta las brisas prefieren. Laberintos de las noches por La Ribera del Duero, donde no se ponen broches ni se oculta el ROMANCERO. Ecos que se lleva el viento entre pinos arrogantes, sin pensar en sufrimiento se ven paisajes brillantes. Las nieblas se van cerrando, los pinos lo van sintiendo, el frío viene llegando mientras prefiere ir fingiendo. Laberintos de pasiones, que dejan nuevos alientos, pueden surgir emociones que brillan muchos momentos. La niebla sigue avanzando, la humedad sigue por dentro, El Duero sigue observando que pudiera ser el centro. Andar mirando a La Luna en noches de frío invierno, soñando con la fortuna de ver aquel tiempo eterno. El laberinto se siente sin ver de cerca ese Duero, que tiene tan frío ambiente que parece el mes de enero. En Tordesillas pensando sobre las aguas del Duero, las nieblas van avanzando entre su frío aguacero. La Vega vive reposo con las nieblas sobre el suelo, nadie se ve vanidoso al no divisar el cielo. Son noches que vas temblado si caminas junto al Duero, el frío viene dejando el suelo blanco de hielo. Los laberintos soñados no tienen sus signos buenos, ni son caminos marcados que puedan tener sus frenos. Entre pinos piñoneros las nieblas van galopando, sin gestas aventureras puedes sufrir caminando. La noche llega enseguida si la niebla va a de tajo, alguna luz extinguida puede marcar el atajo. Pinares de Tordesillas sombras de tiempos pasados, dicen las gentes sencillas que hay caminos hoy borrados. Laberintos que se pierden entre sueños demacrados, existen caminos verdes que pueden ser recordados. El Duero grita en la noche, con un sonido angustiado, nadie quiere poner broche a este tiempo delicado. G X Cantalapiedra. 13 – 4 – 2021.
Como grandes laberintos que las nieblas los promueven, existen ciertos recintos que hasta las brisas prefieren. Laberintos de las noches por La Ribera del Duero, donde no se ponen broches ni se oculta el ROMANCERO. Ecos que se lleva el viento entre pinos arrogantes, sin pensar en sufrimiento se ven paisajes brillantes. Las nieblas se van cerrando, los pinos lo van sintiendo, el frío viene llegando mientras prefiere ir fingiendo. Laberintos de pasiones, que dejan nuevos alientos, pueden surgir emociones que brillan muchos momentos. La niebla sigue avanzando, la humedad sigue por dentro, El Duero sigue observando que pudiera ser el centro. Andar mirando a La Luna en noches de frío invierno, soñando con la fortuna de ver aquel tiempo eterno. El laberinto se siente sin ver de cerca ese Duero, que tiene tan frío ambiente que parece el mes de enero. En Tordesillas pensando sobre las aguas del Duero, las nieblas van avanzando entre su frío aguacero. La Vega vive reposo con las nieblas sobre el suelo, nadie se ve vanidoso al no divisar el cielo. Son noches que vas temblado si caminas junto al Duero, el frío viene dejando el suelo blanco de hielo. Los laberintos soñados no tienen sus signos buenos, ni son caminos marcados que puedan tener sus frenos. Entre pinos piñoneros las nieblas van galopando, sin gestas aventureras puedes sufrir caminando. La noche llega enseguida si la niebla va a de tajo, alguna luz extinguida puede marcar el atajo. Pinares de Tordesillas sombras de tiempos pasados, dicen las gentes sencillas que hay caminos hoy borrados. Laberintos que se pierden entre sueños demacrados, existen caminos verdes que pueden ser recordados. El Duero grita en la noche, con un sonido angustiado, nadie quiere poner broche a este tiempo delicado. G X Cantalapiedra. 13 – 4 – 2021.