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TORDESILLAS: AQUEL DÍA SE CONFESARON...

AQUEL DÍA SE CONFESARON
Hay palabras juveniles que se llevan en el alma, con amores infantiles que pudieran darte calma. El joven fue pretendiendo a una mujer con dulzura, que le sacaba diez años sin explicar su cordura. Se pasaron ciertos años y los dos bien se miraban, el joven siguió mirando a la mujer que el soñaba. En la acera de su casa, la mujer le recibía, y el joven ya con treinta años su pasado la ofrecía, Los dos sufrieron distancia, los dos con causa perdida, el hombre con su arrogancia estas palabras decía. Te quise desde muy niño, fuiste la flor de mi vida, te tuve tanto cariño que vi mi senda perdida. La mujer se puso seria, su dignidad no perdía, más pensó que fue la histeria lo que aquel tiempo tenía. Los dos contando su vida, cada cual con su fracaso, matrimonios con herida sin ver su mundo un ocaso. Los dos maldiciendo el rumbo de sus pasos por la vida, ella pensando el absurdo de no lograr la salida. Media hora de lamentos, entre frases deprimidas, sus vidas eran tormentos entre brisas no elegidas. La mañana terminaba entre frases destructivas, el amor que allí brotaba eran frases que motivan. Solo se dieron la mano en aquella despedida, el hombre siendo un humano su pecho notó la herida. Cada cual marchó pensando, si hicieron bien en su vida, el corazón fue temblando, sin ser su ruta elegida. Aquella mujer hermosa que el hombre siempre quería, su vida no fue dichosa y luchó por su armonía. La distancia dejó huellas, que pudieran ser culpables, y las horas que son bellas fueron siempre inalcanzables. Los amores más queridos se llevan en el cerebro, y no pueden ser vencidos aunque crucemos el Ebro. Hay noches que vas pensando en los caminos penosos, y días que vas mirando a tus actos horrorosos. Cuando afloran alboradas con signos de sufrimientos, sientes palabras borradas que se llevaran los vientos. No podemos romper frases ni llamarnos penitentes, la vida tiene sus bases con gentes incompetentes. Los cementerios esperan con sus cruces y lamentos, y las mentes desesperan al notar convencimientos. No debemos olvidarnos de nuestras grandes locuras, si queremos recordarnos donde nacen amarguras. Hay caminos imposibles que no te dan soluciones, con amores invisibles que no cuentan sus razones. G X Cantalapiedra