ERAN DÍAS DIFICILES
Era el día de Los Santos de hace más de cien años, aquel hombre salió de su casa de Tordesillas, para ir a buscar setas, aunque la niebla cubría bastante el medio ambiente, el hombre embozado en una manta de las llamadas camperas, su camino entre pinos estaba siendo frío, pero a la vez bueno para recolectar setas y níscalos, aunque cuando pensaba retornar a su casa, empezó a sentir ruidos extraños entre los pinos, de pronto una culebra se le puso delante de él de manos, y aunque cambio un poco su camino, no dejaba de mirar hacia atrás, Siguió caminando pero el miedo a los ruidos, le parecían ser cada momento más fuertes, este hombre tordesillano, labrador de poca extensión, acostumbrado a su vida de trabajo duro y conociendo bien el terreno que pisaba, le parecía dudar de todo, la niebla que venía del Duero, hacía en los pinares una forma que le dejaba poca visibilidad, intento caminar más ligero, pero hasta la manta se le trababa delante de sus pies, incluso casi estuvo a punto de caerse al suelo un par de veces, de pronto sintió una voz como venida de la cumbre de los pinos, miró hacia arriba, pero solo veía la niebla tapando el horizonte, el miedo se apodero de él, solo llevaba encima una pequeña navaja, para cortar las setas o níscalos por debajo, su afición a estas recolecciones, eran todos los años por estas fechas, pero nunca había conocido tan fuerte niebla, todo aquel ambiente le dejaba fuera de lo normal, y sus pensamientos que eran de hombre incrédulo de los fantasmas y brujas, parece que se le pasaban por su mente dichos personajes. Después de más de media hora sufriendo las voces, que le parecían venir como del cielo, pudo llegar hasta el tramo de La Vega, donde se puede divisar el Puente Romano, cuando hay buena visibilidad, pero esa mañana de Los Santos, no se divisaba nada solo la blancura de la niebla, hasta que llegó a pisar sobre dicho Puente, donde intentaba mirar hacia abajo, para poder divisar la corriente del agua, cosa que a malas penas logró. Una vez en Tordesillas, se dirigió a su casa, donde su esposa y familia, le echaron la bronca, por andar ese día en pleno campo, con dicha niebla y entre pinares, minutos después se metió en la cama, diciendo que había cogido frío, y no solo eso, si no, para poder borrar el susto que llevaba encima, y que ya, a nadie le contaría de su peripecia, ya que seguro que si lo comentaba, algunas personas se reirían de él, y sería el ignorante de dichas fechas, que no podía explicar tan grande susto. G X Cantalapiedra.
Era el día de Los Santos de hace más de cien años, aquel hombre salió de su casa de Tordesillas, para ir a buscar setas, aunque la niebla cubría bastante el medio ambiente, el hombre embozado en una manta de las llamadas camperas, su camino entre pinos estaba siendo frío, pero a la vez bueno para recolectar setas y níscalos, aunque cuando pensaba retornar a su casa, empezó a sentir ruidos extraños entre los pinos, de pronto una culebra se le puso delante de él de manos, y aunque cambio un poco su camino, no dejaba de mirar hacia atrás, Siguió caminando pero el miedo a los ruidos, le parecían ser cada momento más fuertes, este hombre tordesillano, labrador de poca extensión, acostumbrado a su vida de trabajo duro y conociendo bien el terreno que pisaba, le parecía dudar de todo, la niebla que venía del Duero, hacía en los pinares una forma que le dejaba poca visibilidad, intento caminar más ligero, pero hasta la manta se le trababa delante de sus pies, incluso casi estuvo a punto de caerse al suelo un par de veces, de pronto sintió una voz como venida de la cumbre de los pinos, miró hacia arriba, pero solo veía la niebla tapando el horizonte, el miedo se apodero de él, solo llevaba encima una pequeña navaja, para cortar las setas o níscalos por debajo, su afición a estas recolecciones, eran todos los años por estas fechas, pero nunca había conocido tan fuerte niebla, todo aquel ambiente le dejaba fuera de lo normal, y sus pensamientos que eran de hombre incrédulo de los fantasmas y brujas, parece que se le pasaban por su mente dichos personajes. Después de más de media hora sufriendo las voces, que le parecían venir como del cielo, pudo llegar hasta el tramo de La Vega, donde se puede divisar el Puente Romano, cuando hay buena visibilidad, pero esa mañana de Los Santos, no se divisaba nada solo la blancura de la niebla, hasta que llegó a pisar sobre dicho Puente, donde intentaba mirar hacia abajo, para poder divisar la corriente del agua, cosa que a malas penas logró. Una vez en Tordesillas, se dirigió a su casa, donde su esposa y familia, le echaron la bronca, por andar ese día en pleno campo, con dicha niebla y entre pinares, minutos después se metió en la cama, diciendo que había cogido frío, y no solo eso, si no, para poder borrar el susto que llevaba encima, y que ya, a nadie le contaría de su peripecia, ya que seguro que si lo comentaba, algunas personas se reirían de él, y sería el ignorante de dichas fechas, que no podía explicar tan grande susto. G X Cantalapiedra.