HÁBLAME DEL RÍO DUERO
Le dije a un tordesillano, háblame del río Duero, y me dijo como humano que es un río verdadero. Sentí la voz de mi tierra y noté que iba sufriendo, en el corazón se encierra el amor que vas sintiendo. El Duero va recorriendo mucha tierra castellana, a veces viene fingiendo nacer en tierra soriana. Pinares de nacimiento con El Urbión de testigo, donde surge frío y viento y sus piedras de castigo. Paisajes que llevo dentro y los tengo como míos, pudieran ser ese centro que te causa escalofríos. Por aquel Puente de Aranda donde se lanzó Juanillo, recuerdan que fue una banda la que canto su estribillo. Por las tierras burgalesas el Duero corre fluido, pasando por Peñafiel se siente un río atrevido. Bordeando a Valladolid con el Pisuerga crecido, el Duero marcha feliz, y no parece escondido. Al llegar a Tordesillas el Duero se ve sencillo, conoce las maravillas y sabe de luz y brillo. Los pinos del ROMANCERO conocen bien su apellido, de ser la Cuenca del Duero donde le canta algún grillo. Tordesillas con balcones que saben bien de delirios, donde abundan las razones que se volvieron martirios. Háblame del Río Duero, dime si marcha crecido, que su cantico de acero jamás se le ha permitido. Sentir la aguas del Duero en la noche castellana, es sentirte caballero sin tener la vida ufana. En Tordesillas El Duero marcha a tierras zamoranas, en Toro su cancionero es alegre en las mañanas. El Duero sigue camino, entre arrecifes y trabas, y en Portugal su buen signo no quiere tener esclavas. En Oporto se desviven viendo cómo van sus aguas, y en el Atlántico perciben que allí las aguas son bravas. Desemboca el Río Duero, que bonita es la distancia, el Atlántico altanero viene dejando arrogancia. En Tordesillas pensando que es fabuloso este Duero, la gente se va alegrando sin hablar de algún te quiero. G X Cantalapiedra.
Le dije a un tordesillano, háblame del río Duero, y me dijo como humano que es un río verdadero. Sentí la voz de mi tierra y noté que iba sufriendo, en el corazón se encierra el amor que vas sintiendo. El Duero va recorriendo mucha tierra castellana, a veces viene fingiendo nacer en tierra soriana. Pinares de nacimiento con El Urbión de testigo, donde surge frío y viento y sus piedras de castigo. Paisajes que llevo dentro y los tengo como míos, pudieran ser ese centro que te causa escalofríos. Por aquel Puente de Aranda donde se lanzó Juanillo, recuerdan que fue una banda la que canto su estribillo. Por las tierras burgalesas el Duero corre fluido, pasando por Peñafiel se siente un río atrevido. Bordeando a Valladolid con el Pisuerga crecido, el Duero marcha feliz, y no parece escondido. Al llegar a Tordesillas el Duero se ve sencillo, conoce las maravillas y sabe de luz y brillo. Los pinos del ROMANCERO conocen bien su apellido, de ser la Cuenca del Duero donde le canta algún grillo. Tordesillas con balcones que saben bien de delirios, donde abundan las razones que se volvieron martirios. Háblame del Río Duero, dime si marcha crecido, que su cantico de acero jamás se le ha permitido. Sentir la aguas del Duero en la noche castellana, es sentirte caballero sin tener la vida ufana. En Tordesillas El Duero marcha a tierras zamoranas, en Toro su cancionero es alegre en las mañanas. El Duero sigue camino, entre arrecifes y trabas, y en Portugal su buen signo no quiere tener esclavas. En Oporto se desviven viendo cómo van sus aguas, y en el Atlántico perciben que allí las aguas son bravas. Desemboca el Río Duero, que bonita es la distancia, el Atlántico altanero viene dejando arrogancia. En Tordesillas pensando que es fabuloso este Duero, la gente se va alegrando sin hablar de algún te quiero. G X Cantalapiedra.