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TORRECILLA DE LA ORDEN: Muchas felicidades, y que cumplas muchos más con ese...

De la posible torre de defensa o del castillo hay sillares en una casa del pueblo en el zócalo de la casa; en el ábside de la iglesia, en los restos de la antigua construcción sobre la que edificaron en ladrillo y en la fuente del tío Bole.

La famosa peña que forma los vallados de las eras es posible que fuera sacada de la cárcava o al excavar las bodegas. Es blanda, pero pueden obtenerse trozos considerables de los que formar las piezas para construir las tapias. Esos mismos pedazos a veces están en los cimientos de las casas, en las esquinas, a lo largo de las fachadas… Y no es raro encontrar cantones de esos como los denominamos en nuestro pueblo al demoler una vivienda de cierta antigüedad. Todavía en algún corral hay cantones de los que había en las esquinas, testigos de tertulias y de encuentros.
También en las casas es habitual tener como bebedero de los animales piedras ahuecadas que son de caliza o granito. Y las había en todas las casas que tenían labor o animales.

En la Ventosa es de todos conocido la existencia de piedra caliza (los calerizos que nosotros decimos, calvarizos que llaman en Alaejos y caleños que es como se denominan) que en aquellas épocas serían grandísimos, y que con el paso de los tiempos y el rudo trabajo de nuestros antepasados se hayan ido mermando las dimensiones y las cantidades. A esos terrenos tendrían acceso todos los vecinos ya que eran tierras mancomunadas, propiedad de la Encomienda, partidas en trozos de una cáñama (De ahí que esa zona se denomine “Las Cáñamas) eran labradas por los adjudicatarios. Se sorteaba su uso y disfrute bianualmente y que con la desaparición de la Orden, por las desamortizaciones de Madoz y Mendizábal, acabaron en manos de los subasteros que llegaron al pueblo y de los colonos que no las devolvieron. (Los hijodalgos del lugar no pujaron por que sus prejuicios religiosos les impedían ir contra los intereses de la Iglesia) Todavía se siguen extrayendo calerizos en cantidades ingentes de esas fincas.

Un saludo

Más vueltas a las peñas. En Torrecilla, por todo el pueblo, hay varias piedras grandes, incluso en los vallados, que no son de "fregar sartenes". Y hay otras piedras que más que calizas, son berroqueñas: las que están en la puerta de la iglesia, en la de la hermita., la cruz de la pradera. Y la mayor de todas, la que hay en el corral de la casa de Chonita, C/ del Viento, allí viví yo; tendrá 1,20 de altura por 1,75 de diámetro, porque es de forma cilíndrica. Esa si que creo que es berroqueña.
Y hablando de vivir, Yo nací, cuando se nacía en las casas, en la calle más castiza y con solera de torrecilla. Nací en la CALLE QUE BAJA AL POZO VIEJO, en el rincón.! Casi ná!

Contestando y pensando:
Ese tipo de rocas, está claro que forman parte del sustrato natural del entorno del pueblo, ni de los alrededores. Lógicamente, ni la clásica caliza dura, ni el ganito, son propias de allí. por tanto, tuvieron que ser de "importación" y traídas de canteras de lugares muy alejados.
En cuanto a tu nacimiento, somos muchos los que nacimos en las casas. Una buena generación de torrecilleros nacimos en la misma cama donde posiblemente fuimos engendrados y ayudados a venir al mundo por el practicante de entonces, que era D. Constantino. Un recuerdo muy cariñoso para él. Lo recuerdo dando sus paseos de las tardes camino de El Carmen, ya mayor, con su bigote especial... Fue el "matrón" del pueblo.
no sabía que habías nacido en esa casa de la Calle Que Baja Al Pozo Viejo. ¿Te refieres a la misma donde vivieron después Vicente Campos y su mujer Sabina?. Un saluso

! No hombre! Nuestros antepasados, eran más románticos, por lo menos tenían medios para éllo: el pajar, la panera, la parva de la era.....
D. Constantino,! no dices nada! Y también sacamuelas. Recuerdo que esterilizaba las jeringuillas, en la caja que las llevaba, que sería de acero inoxidable; abajo echaba alcohol, arriba agua, lo encendía y cocía.
Había muchas gentes que merecen un recuerdo-homenaje; yo ya he hecho alguno y seguiré.
Pues sí en esa casa, y precísamente mañana! 71 años!

Muchas felicidades, y que cumplas muchos más con ese espíritu.

Un afectuoso saludo