Vergonzoso el espectaculo ofrecido por la Corporación Municipal, con su alcalde, a la cabeza, el pasado jueves en el Concurso de Encastes. A qué viene dedicarle una
placa y menos un minuto de silencio, a un señor cuyo unico merito residia en ser quien vendia los novillos al
Ayuntamiento, previo pago, naturalmente. Y, mientras tanto, el gran José Velicia, olvidado por la Institución, y vivo en el corazon de los ciudadanos de
Traspinedo de bién.