Desde la invasión musulmana de la península hasta el siglo X,
Valladolid y toda la Ribera de Castilla vivieron un largo periodo de despoblación, que fue progresivamente mejorando a principios del siglo XI. En 1208, Valladolid fue incorporada a la corte de Alfonso VIII y se convirtió en el
centro cultural de Castilla experimentando un rápido crecimiento, favorecido por los privilegios comerciales otorgados por Fernando III, Alfonso X y la reina regenta María de Molina.