IGELSIA PARROQUIAL
Dedicaba a San Miguel. En ladrillo y piedra. Con antecedentes anteriores, se reformo completamente en el siglo XVIII, a expensas de D. Bartolomé Sarmentero (fraile en San Francisco de Valladolid, profesor de Teología en al Universidad y Obispo de Vich). Ha sido estudiada por el profesor Martín González.
Se trata de una iglesia de una nave con pilastras adosadas, sobre las que se eleva la bóveda de cañón con lunetos, decorada con sencillas labores quebradas. La cabecera ha resulta movida en planta, dibujando una forma alveolada, pues aunque los hastíales del crucero son rectos, se cubren, como la capilla mayor, con bóvedas de horno. En el centro del mismo hay una cúpula en la que se lee la fecha de construcción: 1773. En 1771 se anotan pagos en la iglesia de San Miguel de Mota del Marques, a Pedro González, maestro de la iglesia de Vega. Posiblemente se trate de pedro González Ortiz, arquitecto neoclásico, que trabaja en la iglesia de San Andrés de Valladolid.
Lo más interesante del edificio es su fachada, situada a los pies. Consta de una portada adintelada, envuelta en su baquetón con orejas. A los lados, pares de columnas dóricas en resalte sostiene el entablamento en saliente, sobre el que se sitúa el frontón partido, en medio del cual se dispone el escudo del Obispo. Se compempla la estructura con pilastras dóricas y nichos adornados con placas, a los lados. A los extremos aparecen torrecillas cilíndricas. El segundo cuerpo posterior se hace en ladrillo, sin relación estilística con el primero. Para el profesor Martín González, la fachada entra dentro de la influencia de Manuel Serrano, por uso de torrecillas cilíndricas en los ángulos (siguiendo el modelo de Rueda) y del baquetón sobre la puerta. El uso de columnas en resalte relaciona también esta fachada, a nuestro parecer con una serie de fachadas columnarias del barroco vallisoletano, como son las del convento de Comendadoras de Santa Cruz, de Valladolid, de la parroquia de Matapozuelos, y, sobre todo del Monasterio de Prado. Esto obliga a adelantar la fachada de esta portada a la primera mitad del siglo XVIII, en que se fechan las citadas fachadas.
Adosada al lado de la Epístola, se encuentra la torre, de tres cuerpos, en mampostería. Se abren huecos de medio punto en el segundo (actualmente cegado) y en tercer cuerpo. Se puede fechar, dentro del estilo post-herreriano, en el siglo XVII. En 1805 se paga al maestro Fernando Sandoval, por componerla debido a haber desperfectos por haberse caído un esquilón.
Catalogo
Lo más interesante de las piezas de la iglesia es su valor de conjunto, por cuanto todos los retablos son de un mismo estilo y mano de ejecución, dentro del rococó, posiblemente de un maestro del tercer cuarto del siglo XVIII.
Retablo rococó, siglo XVIII, con es cultura de san Isidro, siglo XVII, en madera policromada y relieve de la Epifanía, del mismo retablo.
Retablo rococó, siglo XVIII, con escultura de San Gregorio Obispo, en madera policromada y relieve de la degollación del Bautista, del mismo momento.
En el crucero, retablo rococó, siglo XVII, con tres columnas en madera policromada de época: relieve de la entrega del rosario a Santo Domingo y escultura de San Francisco Javier y San Antonio Abad, la cual es de las mejores de todo el conjunto escultórico de la iglesia.
Retablo mayor rococó, siglo XVIII, de un cuerpo y ático, con esculturas de épocas: San José con el Niño en brazos, san pablo, san Miguel Arcángel y Asunción. Crucifijo del siglo XVI. En el ático, escudo del Obispo Sarmentero, lo que nos informa que todo el conjunto escultórico debió ser costeado por él. Destaca el San Miguel, dotado de cierta gracia y movimiento.
En el crucero, retablo rococó, del siglo XVIII, con las esculturas de época, en madera policromada: relieve de la Estigmación de San Francisco, Santa Bárbara, san Antonio de Papua y San Blas.
Retablo rococó, siglo XVIII, con las esculturas en madera policromadas: san roque, del siglo XVI, y época, san Agustín y relieve de san Agustín librando a las ánimas del Purgatorio.
Retablo rococó, siglo XVIII, con dos esculturas de época de san Vicente Ferrer salvando a un niño que se cayo escuchando un sermón y escultura de san Vicente Ferrer
En la sacristía: está cruz principal de plata, del siglo XVIII. Crucifijo en madera policromada, siglo XVII.
En el inventario de 1711 se cita todo un ajuar orfebrístico, del que no se conserva nada. En 1711, Diego Castaño hacia obras en la capilla mayor de la antigua construcción. En 1711, Andrés Torres, platero napolitano, aparece limpiando la plata de la iglesia. El mismo año parece que se desmonta todo el tejado de la iglesia por estar amenazando ruina. Y en 1809, se tiene que componer la bóveda, que resulto dañada a causa de la caída del esquilón de la torre. No se conserva el retrato del obispo de Vich, citado por Martín González, en el que se decía que la obra de la iglesia corrió a sus expensas.
Dedicaba a San Miguel. En ladrillo y piedra. Con antecedentes anteriores, se reformo completamente en el siglo XVIII, a expensas de D. Bartolomé Sarmentero (fraile en San Francisco de Valladolid, profesor de Teología en al Universidad y Obispo de Vich). Ha sido estudiada por el profesor Martín González.
Se trata de una iglesia de una nave con pilastras adosadas, sobre las que se eleva la bóveda de cañón con lunetos, decorada con sencillas labores quebradas. La cabecera ha resulta movida en planta, dibujando una forma alveolada, pues aunque los hastíales del crucero son rectos, se cubren, como la capilla mayor, con bóvedas de horno. En el centro del mismo hay una cúpula en la que se lee la fecha de construcción: 1773. En 1771 se anotan pagos en la iglesia de San Miguel de Mota del Marques, a Pedro González, maestro de la iglesia de Vega. Posiblemente se trate de pedro González Ortiz, arquitecto neoclásico, que trabaja en la iglesia de San Andrés de Valladolid.
Lo más interesante del edificio es su fachada, situada a los pies. Consta de una portada adintelada, envuelta en su baquetón con orejas. A los lados, pares de columnas dóricas en resalte sostiene el entablamento en saliente, sobre el que se sitúa el frontón partido, en medio del cual se dispone el escudo del Obispo. Se compempla la estructura con pilastras dóricas y nichos adornados con placas, a los lados. A los extremos aparecen torrecillas cilíndricas. El segundo cuerpo posterior se hace en ladrillo, sin relación estilística con el primero. Para el profesor Martín González, la fachada entra dentro de la influencia de Manuel Serrano, por uso de torrecillas cilíndricas en los ángulos (siguiendo el modelo de Rueda) y del baquetón sobre la puerta. El uso de columnas en resalte relaciona también esta fachada, a nuestro parecer con una serie de fachadas columnarias del barroco vallisoletano, como son las del convento de Comendadoras de Santa Cruz, de Valladolid, de la parroquia de Matapozuelos, y, sobre todo del Monasterio de Prado. Esto obliga a adelantar la fachada de esta portada a la primera mitad del siglo XVIII, en que se fechan las citadas fachadas.
Adosada al lado de la Epístola, se encuentra la torre, de tres cuerpos, en mampostería. Se abren huecos de medio punto en el segundo (actualmente cegado) y en tercer cuerpo. Se puede fechar, dentro del estilo post-herreriano, en el siglo XVII. En 1805 se paga al maestro Fernando Sandoval, por componerla debido a haber desperfectos por haberse caído un esquilón.
Catalogo
Lo más interesante de las piezas de la iglesia es su valor de conjunto, por cuanto todos los retablos son de un mismo estilo y mano de ejecución, dentro del rococó, posiblemente de un maestro del tercer cuarto del siglo XVIII.
Retablo rococó, siglo XVIII, con es cultura de san Isidro, siglo XVII, en madera policromada y relieve de la Epifanía, del mismo retablo.
Retablo rococó, siglo XVIII, con escultura de San Gregorio Obispo, en madera policromada y relieve de la degollación del Bautista, del mismo momento.
En el crucero, retablo rococó, siglo XVII, con tres columnas en madera policromada de época: relieve de la entrega del rosario a Santo Domingo y escultura de San Francisco Javier y San Antonio Abad, la cual es de las mejores de todo el conjunto escultórico de la iglesia.
Retablo mayor rococó, siglo XVIII, de un cuerpo y ático, con esculturas de épocas: San José con el Niño en brazos, san pablo, san Miguel Arcángel y Asunción. Crucifijo del siglo XVI. En el ático, escudo del Obispo Sarmentero, lo que nos informa que todo el conjunto escultórico debió ser costeado por él. Destaca el San Miguel, dotado de cierta gracia y movimiento.
En el crucero, retablo rococó, del siglo XVIII, con las esculturas de época, en madera policromada: relieve de la Estigmación de San Francisco, Santa Bárbara, san Antonio de Papua y San Blas.
Retablo rococó, siglo XVIII, con las esculturas en madera policromadas: san roque, del siglo XVI, y época, san Agustín y relieve de san Agustín librando a las ánimas del Purgatorio.
Retablo rococó, siglo XVIII, con dos esculturas de época de san Vicente Ferrer salvando a un niño que se cayo escuchando un sermón y escultura de san Vicente Ferrer
En la sacristía: está cruz principal de plata, del siglo XVIII. Crucifijo en madera policromada, siglo XVII.
En el inventario de 1711 se cita todo un ajuar orfebrístico, del que no se conserva nada. En 1711, Diego Castaño hacia obras en la capilla mayor de la antigua construcción. En 1711, Andrés Torres, platero napolitano, aparece limpiando la plata de la iglesia. El mismo año parece que se desmonta todo el tejado de la iglesia por estar amenazando ruina. Y en 1809, se tiene que componer la bóveda, que resulto dañada a causa de la caída del esquilón de la torre. No se conserva el retrato del obispo de Vich, citado por Martín González, en el que se decía que la obra de la iglesia corrió a sus expensas.