PASADO, PRESENTE ¿FUTURO?
Dar cuerda al mundo es hacer que no se pare. Buscando un equilibrio cuya estabilidad se debate constantemente entre dos definiciones que el Ser Humano denomina, desde sus primeras preguntas, como el Bien y el Mal. Lo Negro y lo Blanco. El Día y la Noche. Es curioso, pero caminamos entre luces y sombras. Es como si la existencia de lo uno fuera imprescindible para lo otro. ¿Imaginan un mundo sin guerras? ¿Un mundo en paz? Pues es lo único que podemos hacer: imaginar.
Son dos poderes que desean que el otro se evapore, que desaparezca. Una lucha interminable que nos arrastra desde que entró el primer aire a nuestros pulmones. La Vida y la Muerte. Prevalece el contrapunto.
Hablemos de estos poderes que puede que hasta formen parte de nuestro propio ADN. Debemos ser los únicos seres vivos que contemplan tal conflicto, pues de nosotros depende la supervivencia del resto, cuya lucha es la lucha natural: nacer, crecer, reproducirse y morir. Nada parece saber el resto de los seres vivos de nuestras dificultades humanas. Están muy ocupados en buscar qué comer e impedir que otros les coman. Desconocen, o eso pienso, el sentido humano de términos tales como Política, Religión, Bolsa, Ley Escrita; se rigen por la Ley Natural, con lo cual evitan los abogados, los mercaderes, los visionarios. Puestos a divagar, ¿se imaginan a un elefante necesitando a un psicólogo? ¿A un ornitorrinco de Australia o Tasmania pidiéndole a un juez que le aclare de una vez lo de su huevo y sus mamas, y sentencie a su favor semejante complejidad? Y ya puestos a ironizar, ¿se imaginan a los animales siendo de Derechas o de Izquierdas? No necesitan para su Ley Vital ningún título, carné o diploma que acredite qué es lo que le diferencia de sus congéneres. Pero nosotros hemos evolucionado hacia un progreso que retrocede, que enreda lo sencillo. Aunque me temo, que el Poder Material de los Humanos parece ser que morirá matando. Les aseguro que soy el primero que anhela estar equivocado; que no me unge otro pesimismo que el que muestra la cruda realidad. A no ser, que el equilibrio del cual les hablo, con el que he iniciado este aullido de Lobo Periférico, mantenga ese Poder Moral, que nos concede la inteligencia y sirva para ayudarnos a recuperar la senda del calendario. Que los días y las noches sean un conjunto y no una diferencia que nos aísla y nos divide en conceptos; que nos limita y nos hace ser lo que no somos. Que han sucedido, sin duda, después del mundo, del Hombre y la Mujer.
Benjamín Lajo Cosido
Investigador
[GoogleBarVIP= 3].
Dar cuerda al mundo es hacer que no se pare. Buscando un equilibrio cuya estabilidad se debate constantemente entre dos definiciones que el Ser Humano denomina, desde sus primeras preguntas, como el Bien y el Mal. Lo Negro y lo Blanco. El Día y la Noche. Es curioso, pero caminamos entre luces y sombras. Es como si la existencia de lo uno fuera imprescindible para lo otro. ¿Imaginan un mundo sin guerras? ¿Un mundo en paz? Pues es lo único que podemos hacer: imaginar.
Son dos poderes que desean que el otro se evapore, que desaparezca. Una lucha interminable que nos arrastra desde que entró el primer aire a nuestros pulmones. La Vida y la Muerte. Prevalece el contrapunto.
Hablemos de estos poderes que puede que hasta formen parte de nuestro propio ADN. Debemos ser los únicos seres vivos que contemplan tal conflicto, pues de nosotros depende la supervivencia del resto, cuya lucha es la lucha natural: nacer, crecer, reproducirse y morir. Nada parece saber el resto de los seres vivos de nuestras dificultades humanas. Están muy ocupados en buscar qué comer e impedir que otros les coman. Desconocen, o eso pienso, el sentido humano de términos tales como Política, Religión, Bolsa, Ley Escrita; se rigen por la Ley Natural, con lo cual evitan los abogados, los mercaderes, los visionarios. Puestos a divagar, ¿se imaginan a un elefante necesitando a un psicólogo? ¿A un ornitorrinco de Australia o Tasmania pidiéndole a un juez que le aclare de una vez lo de su huevo y sus mamas, y sentencie a su favor semejante complejidad? Y ya puestos a ironizar, ¿se imaginan a los animales siendo de Derechas o de Izquierdas? No necesitan para su Ley Vital ningún título, carné o diploma que acredite qué es lo que le diferencia de sus congéneres. Pero nosotros hemos evolucionado hacia un progreso que retrocede, que enreda lo sencillo. Aunque me temo, que el Poder Material de los Humanos parece ser que morirá matando. Les aseguro que soy el primero que anhela estar equivocado; que no me unge otro pesimismo que el que muestra la cruda realidad. A no ser, que el equilibrio del cual les hablo, con el que he iniciado este aullido de Lobo Periférico, mantenga ese Poder Moral, que nos concede la inteligencia y sirva para ayudarnos a recuperar la senda del calendario. Que los días y las noches sean un conjunto y no una diferencia que nos aísla y nos divide en conceptos; que nos limita y nos hace ser lo que no somos. Que han sucedido, sin duda, después del mundo, del Hombre y la Mujer.
Benjamín Lajo Cosido
Investigador
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