Hola, amigos de Velliza.
Poco importa lo que te llamen si tu estas en paz con la vida. Dificilmente me sentire forastero en ningun lugar, y menos aun, en el lugar de donde procede mi memoria. Afortunadamente, he hallado un lugar junto a mi amiga, compañera y esposa, Deborah, a 50 kilometros de Valencia, en el corazon de La Serrania donde un adolescente Turia recorre alegre su bella comarca. Pero no voy a dejar de mirar a ese pueblo de la Meseta castellana, aunque este en la otra punta del planeta. Los que viajamos con el corazon nunca nos sentimos forasteros, amigo. Todo lo que vemos es cercano y lo verdadero no necesita presentarse, sino irrumpir.
Nuestro nuevo pueblo se llama CHULILLA. Gracioso nombre para que se muden a el unos osados como nosotros. Ahora mismo, canta "Rufino", es el gallo de unos vecinos al que ya hemos puesto nombre, que no bautizad; eso lo hacen los curas, como conceder perdon. Y me temo que poca fe alberga un agnostico, sino no en lo profano.
Aqui somos 800 corazones censados y hay doce niños en la escuela de distintas culturas, que al verlos jugar en la plaza del pueblo, todos parecen eso, niños. El problema demografico que alude el anterior amigo, es general. Inexplicablemente prefirimos el monoxido al oxigeno. El bullicio a la paz. Ahora, entran los primeros trinos de los pajaros por mi ventana. ¡Como en la ciudad! ¿Y saben que? La felicidad... Existe.
Un cordial saludo a toda la gente de buena voluntad, que no es mucha, por desgracia. Pero por gracia, no cuenta para aquellos que sentimos la vida como una bella oportunidad y la retenemos con nuestra esperanza.
Benjamin Lajo Cosido
Soñador
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Poco importa lo que te llamen si tu estas en paz con la vida. Dificilmente me sentire forastero en ningun lugar, y menos aun, en el lugar de donde procede mi memoria. Afortunadamente, he hallado un lugar junto a mi amiga, compañera y esposa, Deborah, a 50 kilometros de Valencia, en el corazon de La Serrania donde un adolescente Turia recorre alegre su bella comarca. Pero no voy a dejar de mirar a ese pueblo de la Meseta castellana, aunque este en la otra punta del planeta. Los que viajamos con el corazon nunca nos sentimos forasteros, amigo. Todo lo que vemos es cercano y lo verdadero no necesita presentarse, sino irrumpir.
Nuestro nuevo pueblo se llama CHULILLA. Gracioso nombre para que se muden a el unos osados como nosotros. Ahora mismo, canta "Rufino", es el gallo de unos vecinos al que ya hemos puesto nombre, que no bautizad; eso lo hacen los curas, como conceder perdon. Y me temo que poca fe alberga un agnostico, sino no en lo profano.
Aqui somos 800 corazones censados y hay doce niños en la escuela de distintas culturas, que al verlos jugar en la plaza del pueblo, todos parecen eso, niños. El problema demografico que alude el anterior amigo, es general. Inexplicablemente prefirimos el monoxido al oxigeno. El bullicio a la paz. Ahora, entran los primeros trinos de los pajaros por mi ventana. ¡Como en la ciudad! ¿Y saben que? La felicidad... Existe.
Un cordial saludo a toda la gente de buena voluntad, que no es mucha, por desgracia. Pero por gracia, no cuenta para aquellos que sentimos la vida como una bella oportunidad y la retenemos con nuestra esperanza.
Benjamin Lajo Cosido
Soñador
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